El pánico de Brooklyn que da vida a LeBron y sus Lakers

Las palabras de Nash no tranquilizan a nadie y en el oeste se frotan las manos

El pánico de Brooklyn que da vida a LeBron y sus Lakers

Cuando ya se han cumplido dos semanas desde la lesión que sufrió James Harden en su tendón, y que le ha impedido jugar desde entonces (31 de marzo) salvo cuatro minutos del duelo que enfrentó a Nets y a los Nicks de Julius Deion Randle (Harden tuvo que retirarse tras la recaída de sus molestias) empieza a haber cierto miedo en la afición del equipo dirigido por Steve Nash.

Harden y Nash en un partido de los Nets esta temporada

El causante de ese nerviosismo es el hecho de que nadie en la franquicia se atreva a poner una fecha para la reaparición de la estrella norteamericana. Harden lleva sin entrenar con el grupo ya dos semanas y lo que ha dejado claro su entrenador es que “no volverá a la pista hasta que haya sido capaz de sumar entrenamientos en los que haya podido jugar en cuatro contra cuatro y cinco contra cinco”. Nash quiere evitar agrandar aún más el problema con una vuelta prematura justo cuando se aproximan los play-off de la NBA y con ellos el momento clave de la temporada. Perder a Harden es un lujo que no se pueden permitir por mucha estrella que se tenga en la plantilla.

Donde están recibiendo estas noticias como música celestial es en la costa oeste, principalmente en Los Ángeles. Allí LeBron James y Anthony Davis ven como su momento de volver a la pista se acerca y, sin embargo, el de una de las piezas clave de su mayor rival en el este se va retrasando por momentos.

Anoche los Lakers fueron capaces de imponerse unos Utah Jazz que también sumaban importantes bajas como las de Gobert y Mitchell, pero que demuestra una cosa: los angelinos empiezan a tener vida más allá de sus dos estrellas y si a ese equipo compacto se le suman los dos all-star en los play-off, puede suceder de todo.

Los Lakers se impusieron a unos Jazz plagados también de bajas

Cada día que pase sin que haya fecha de regreso anunciada para Harden será un golpe en el estómago para su afición, mientras que, al mismo tiempo, generará esperanza en la afición de LA que por fin empieza a ver algo de luz al final del túnel.