La NBA pierde a Michael Jordan: LeBron James mira el mayor fracaso del GOAT con vista a Las Vegas
El mítico ex jugador ha vendido su franquicia de los Charlotte Hornets
Michael Jordan ha acostumbrado al mayor de los éxitos a todos los aficionados de la NBA. El mítico escolta de los Chicago Bulls fue capaz de ganar de manera consecutiva las seis finales de la NBA que llegó a disputar con los de Illinois. En este sentido, su carrera en los despachos nunca alcanzó el nivel de la que tuvo sobre el parqué, donde fue considerado el mejor de todos los tiempos.
Ya hay fecha para el final de una pesadilla
Tras varios años en la sombra, Michael Jordan optó por comprar, en 2010, la franquicia de los Charlotte Hornets, el equipo ubicado en su Carolina del Norte, estado donde creció y donde disputó sus campeonatos universitarios con la Universidad de North Carolina.
Con la compra de Jordan, los aficionados de los en aquellos tiempos llamados Bobcats, esperaban el inicio de un período alegre, lejos de lo que habían sido hasta ese momento los de Charlotte.
Sin embargo, ninguna de esas esperanzas llegó a prosperar y desde 2010, solamente en dos ocasiones fueron capaces de alcanzar los playoffs, donde siempre cayeron eliminados en primera ronda. Además, fueron capaces de lograr el peor balance de la historia de la liga en 2012, con 7 victorias y 59 derrotas, alcanzando el 10,6% de victorias.
Ahora, tras 13 años de pesadilla, Michael Jordan dará por finalizada su etapa como propietario de un equipo, una tarea que ha demostrado que no está hecha para él, pues los resultados deportivos así demuestran.
LeBron James espera mejorar a su gran enemigo
El otro aspirante al título de GOAT (Mejor de todos los tiempos), LeBron James, está decidido a seguir los pasos de su gran rival. El todavía jugador de los Lakers está decidido a convertirse en propietario de la primera franquicia de la NBA en Las Vegas. Un proyecto muy ambicioso donde LeBron deberá demostrar que su gran inteligencia baloncestística se puede llevar a los despachos, donde deberá tomar decisiones mucho más complicadas de las que toma en la cancha, donde lo peor que puede pasar es que pierda un balón. Mientras que en los despachos puede llevar al traste a una franquicia entera con una sola mala decisión.