LeBron agranda su leyenda en la NBA y Steph Curry acertó de lleno: le echó de Warriors y fracasa
Noche de novedades en la liga, especialmente en Los Ángeles
En el tramo final de la temporada anterior ya LeBron James consiguió un hito en la NBA como es convertirse en el máximo anotador de la historia superando a Kareem Abdul-Jabbar. Pero claro, ni muchos menos The King se conformó con lograr tal esta y, lejos de contemplar su retirada, el jugador sigue mostrando un nivel realmente extraordinario en Los Angeles Lakers que le permiten agrandar aún más su leyenda en la competición.
De esta forma, aún con muchos meses de competición por delante y sumas oportunidades mejorar sus registros anotadores, LeBron James logró anoche, en el duelo ante los Utah Jazz, superar la barrera de los 39.000 puntos en su carrera profesional en la NBA, una marca que se verá mejorada de forma notoria dada la cantidad de partidos que aún tiene por delante el jugador de Akron en el presente curso.
Además, con su apabullante victoria ante los Jazz, el equipo de púrpura y oro no solo ha confirmado su mejoría respecto las semanas iniciales de competición, sino que ha certificado su presencia en la Copa NBA que celebrará su primera edición esta temporada.
Y en el norte de California…
Hay motivos para sonreír, pero por una decisión que se tomó el verano pasado en el Chase Center y la cual se tildó, en su momento, como altamente incomprensible: traspasar a Jordan Poole.
No cuajó su mejor temporada y no fue de ayuda para que el equipo liderado por Stephen Curry pudiera considerarse un candidato al anillo, pero su salida de los Warriors causó mucha estupefacción entre los aficionados… aunque solo dos meses después de tal decisión la misma ha quedado justificada.
Recalando en los Washington Wizards como teórica estrella del equipo, Poole ni de lejos está haciendo balance a las altas expectativas depositadas por su equipo hace dos meses atrás y de ahí que en la capital ya estén deseando traspasar al escolta, algo que desde ya mismo tilda su estancia en el Capital One Arena como un completo fracaso y algo que inevitablemente supone un motivo de orgullo para Stephen Curry, Klay Thompson o Steve Kerr en San Francisco.