El Madrid ve la luz y señala al favorito de Zidane: merma al equipo

Sus carencias técnicas y funciones territoriales son un condicionante, a veces, innecesario

El Madrid ve la luz y señala al favorito de Zidane: merma al equipo

El fallo de un pilar inamovible, una estructura innegociable, supone un ejercicio de autocrítica mucho más profundo y doloroso que el simple remplazo de los agentes nuevos, fácilmente reconocibles. Extrapolemos esta idea al Real Madrid, no exclusivamente al equipo blanco de ayer en Stamford Bridge, que también, sino al que llevamos viendo las últimas temporadas, y si tenemos que vislumbrar una grave distorsión en un dibujo que debería ser armónicamente agresivo y dominador, ese es el de su eje más posicional, que condiciona al equipo en lo técnico y en la construcción del juego.

De la caída del Madrid ante el Chelsea se pueden hacer una y mil lecturas: desde el físico mermado del grupo, al planteamiento de Zidane; se puede hablar de la necesidad de poner a Sergio Ramos de inicio, hasta de la falta de incidencia en el juego del fichaje más caro de la historia del Real Madrid, Eden Hazard. Incluso de sus carcajadas tras la eliminación. Y aún con todo estaríamos dejando de lado un factor diferencial: Casemiro subordina al equipo, lo lleva a un tono defensivo, siendo en estos casos (quizá en todos) una versión muy negativa del Madrid.

Casemiro

La explicación -el argumentario de ciertos analistas, incluso de varias fuentes de opinión de aficionados merengues- sobre la insuficiencias que el pivote brasileño (al que pocas veces se señala) provoca al equipo y como estas repercuten en el Madrid, son claras: es un jugador tremendo, brutal, en la recuperación y en la defensa de la posición, pero sin embargo posee importantísimas carencias técnicas que suponen infinidad de pérdidas la salida de balón del equipo y, lo más alarmante, su posición, incrustado junto a los centrales, rompe al equipo, alargando líneas y obligando a Toni Kroos y Luka Modric a defender enormes espacios de campo, haciendo del Madrid un equipo extremadamente defensivo.

Es muy probable que la demarcación tan conservadora de Casemiro sobre el césped se deba a una orden expresa de Zidane, pero lo que es innegable es que un equipo que pretende dominar al rival desde la elaboración y la circulación de la pelota ha de tener un mediocentro organizador de más acierto en el pase entre líneas. Dicho lo cual, Casemiro quizá era un problema para el Madrid en tanto en cuanto no tenía sustituto natural hasta el momento, ya que ahora sí lo posee con Antonio Blanco, y el estado físico y mental del equipo esta temporada obligaban a pocos excesos en ataque para no desordenar la defensa, pero eso ha de cambiar, tanto en el fondo de armario como en la forma de jugar. Y no todas las respuestas están en el mercado

Lo que sí está claro es que todo pase que no sea de seguridad supone un reto casi insalvable para Casemiro y su partido de ayer en Londres fue de los peores que se le recuerdan, aunque nadie lo diga, y eso es algo que los blancos han de mirarse (ocurrió algo similar frente al City la pasada temporada), ya que la función del mediocentro ha de potenciar al equipo, no condicionarlo, máxime cuando tus dos jugadores creativos superan ampliamente la treintena. En definitiva, Casemiro es un fijo y debe seguir siéndolo, al menos esta temporada, pero su labor debe afinar y aportar más en la creación, no vivir exclusivamente de la destrucción. Por supuesto que Casemiro no es un problema (es uno de los mejores pivotes defensivos del mundo) pero no puede ser la solución.