Messi y Benzema claudican: City y Guardiola construyen un Balón de Oro sorprendente, y no es Haaland

El delantero noruego ha sido el martillo pero no el motor: indiscutible para el míster español

Messi y Benzema claudican: City y Guardiola construyen un Balón de Oro sorprendente, y no es Haaland

Tal vez sea uno de los finalistas, incluso puede que sea elegido si sigue a este ritmo; puede que no, lo más fácil en este sentido sería tirar por la calle del medio y dar el galardón al delantero que además es el mejor goleador de Europa (que, eso sí, despareció en semifinales de la Champions, en la final y en la otra final, en la FA Cup, ante el Manchester United), como es Erling Haaland, pero desde luego ni Pep Guardiola ni el Manchester City van a impugnar la decisión si finalmente el designado como sucesor de Leo Messi y Karim Benzema en el Balón de Oro, como premio al mejor jugador del planeta, si esta elección recae en Rodri, el motor del mejor equipo del mundo y de la Selección Española de Fútbol.

Decisivo

En un fútbol tan pendiente de las estadísticas, de lo mediático, Rodri se ha colado para quebrantar esa dinámica. El jugador español, tan ganador como el resto de futbolistas skyblues de casi todos los títulos posibles esta temporada (la Community Shield y la EFL Cup se le escaparon), se postula ahora como el engranaje llave de la finalista de la Nations League, después de que España ganara a Italia en semifinales de la Liga de las Naciones. Si es por títulos logrados y posibles, tiene pocos rivales. Pero vayamos a su incidencia en el juego.

Ahí, en España y el City su vocación determinante es prácticamente indiscutible; simplemente no tiene recambio ni remotamente parejo ni en La Roja ni en el todopoderoso equipo inglés. Ha jugado prácticamente todo esta temporada en la Premier League siendo el medio centro más importante del campeonato, algo extrapolable a la Champions League o el resto de competiciones en las que el City ha participado y ganado.

Pero más allá de ello, como sucediera ante el Real Madrid o ayer ante Italia, por citar dos de sus últimos argumentos futbolísticos, su presencia ha cambiado los partidos, llevando a su equipo al control del ritmo del juego y al equilibrio táctico, siendo a la vez constructor, recuperador, marcador y pulmón. Y si a todo eso le sumamos que se está transformando en un llegador eficaz de segunda línea, como ocurrió en la final ante el Inter de Milan, donde marca el gol de la Champions, y que además posee un formidable disparo de larga distancia, como sucedió ante el Bayern, entonces no solo hablamos de un jugador completísimo, sino del mejor en su puesto en el mejor equipo y en un potencial ganador de la Nations League. Con todo ello, como mínimo es para considerarlo.