Rinde a Bellingham y Vini, hace justicia a Xavi, Iniesta y Pirlo y silencia a Messi, CR7 y Mbappé
Pocos dudan que sea posible a estas alturas, y, sobre todo, que sea justo: unanimidad
En un mundo del fútbol pendiente de la imagen, de las estadísticas y del resultadismo, en la cumbre de todo ello no solo están los delanteros, por más que el Balón de Oro haya venido premiando, muchas veces de forma más que discutible (Messi y CR7 tienen varios de esos), la labor de estos exclusivamente. Cierto es que el marketing pesa más de lo estrictamente necesario en el balompié, ya que, de lo contrario, habría más mediocampistas vistiendo el áureo, pero esta vez, sin que sirva de precedente, la alternativa a ese modelo, que ya mira, con justicia, a Bellingham, Vinicius y, llegado el caso, a Mbappé, puede salir con una respuesta de lo más justa. Y necesaria.
Dicho de otra forma, si entre esos resultados está uno que no marca y a veces ni asiste, pero es clave, llave y básico en la consecución de los éxitos, si además lleva haciéndolo durante más de una década y esta temporada será la última, entonces es más que unánime que si la Champions League cae del lado del Real Madrid y la Eurocopa de Alemania, el Balón de Oro debe ir a parar a las manos de Toni Kroos.
De ser así y aún teniendo que valerse de todos los éxitos posibles para ser considerado para el galardón, con ello se haría justicia con los Andrea Pirlo, Andrés Iniesta, Xavi Hernández y compañía, jugadores que eran más determinantes que los goleadores en sus equipos, básicamente porque sin ellos no hubiera existido siquiera el modelo de fútbol que sus clubs entonaban. Como es imposible imaginar una Juve invicta en la 11/12 o una Italia campeona del mundo en 2006 sin el de Flero; igualmente se puede vislumbrar un Barça de Pep Guardiola, con o sin Messi, sin Xavi e Iniesta; no digamos ya España. Ahora Kroos puede en pleno 2024 reconstituir esa justicia que ha perdido el máximo galardón individual del fútbol mundial.
Eso sí, como decimos, el alemán ha de ganar la Champions y la Eurocopa para lograrlo. Sería otro debate hablar de si no lo merece ya sin tanto trofeo mediante un jugador capaz de ganarlo todo en su carrera, de ser siempre, cada día, excelente en sus funciones, preciso, regular, en todo un Real Madrid; porque, al fin y al cabo, se da por supuesto que, con y sin CR7, un Madrid son el germano y Modric no habría ganado cinco (quizá desde el día 1, seis) Champions League en una década.