Lamine Yamal no quiere a Lewandowski en el Barça
El joven extremo no tiene una buena relación con el delantero polaco
Lamine Yamal ya es una estrella en el FC Barcelona y puede considerarse el jugador más importante de la plantilla. Con su lesión, el equipo tuvo una caída en picado con dos derrotas y un empate en tres partidos de Liga. Con su vuelta al 100%, los azulgranas han vuelto a ser un equipo letal en ataque con los pases mágicos del extremo. El jugador está feliz, pero los rumores sobre una mala relación con otro futbolista importante son cada vez más grandes.
Robert Lewandowski es otra de las estrellas del Barça y su rendimiento esta temporada está siendo impecable. El polaco está teniendo una gran efectividad de cara a portería, cosa que perdió el curso pasado. Aun así, no todo son rosas, ya que tanto el atacante como Lamine Yamal no tienen muy buena relación y la química entre ellos es cero. Lo disimulan en el terreno de juego por el bien del equipo, pero la situación es otra.
Lamine, harto de Lewandowski
En ese sentido, el joven extremo ya no soporta a Lewandowski, especialmente por los gestos que hace el polaco en el campo. Cuando no recibe el balón o no es en condiciones, las quejas del delantero son públicas y esto frustra a sus compañeros. En el primer año de Lamine en el fútbol profesional, con solo 16 años, ya recibió estos gestos despectivos, pero al ser tan joven e inmaduro, asentaba la cabeza.
Ahora, solo tiene un año más, pero ya ha madurado mentalmente y futbolísticamente, ya se siente una estrella sobre el terreno de juego y no soporta que Lewandowski le trate así. En cambio, se siente más cómodo y se asocia mejor con Raphinha, otro de los atacantes culés. El brasileño es más benévolo que el polaco y Lamine disfruta jugando con el 11 azulgrana, pero no con el 9.
Flick lo sabe
Hansi Flick sabe que hay un problema en la relación de sus dos estrellas y ha intentado arreglarlo, pero sin éxito. Por eso, ha dejado que los dos jugadores hagan lo que quieran sobre el terreno de juego, siempre por el bien del equipo, y que su falta de química no afecte al desarrollo del juego.