Fue el fichaje estrella de Klopp, rechazó al Barça y el Real Madrid, y ahora se ha ido a jugar a Hungría

El mundo del fútbol da muchas vueltas, y no tiene memoria. Y si no, que se lo pregunten a Naby Keïta, por el que se peleaban los mejores clubes de Europa, entre ellos el Barça, el Real Madrid, el Bayern de Múnich, el Paris Saint-Germain o el Chelsea. En ese entonces, militaba en las filas del Leipzig, y era considerado como uno de los mejores mediocentros del planeta, gracias a las increíbles actuaciones que realizó mientras estuvo en la Bundesliga.

Llamó la atención de las escuadras más poderosas del continente, y tuvo múltiples ofertas astronómicas. Llegó a marcar más de 10 goles en una sola campaña, y a conseguir ocho asistencias, algo que le valió para que finalmente el Liverpool decidiera abonar cerca de 60 millones de euros para conseguir hacerse con sus servicios, siendo uno de los primeros refuerzos estelares que hicieron durante la etapa de Jürgen Klopp en el banquillo.

Pero, aunque estaba predestinado a triunfar en la Premier League, fue un fracaso estrepitoso. Su rendimiento fue muy irregular, y sufrió una serie de lesiones que le impidieron tener continuidad, y que acabaron convirtiendo su etapa en Anfield en una auténtica pesadilla. Duró cinco años, y acabó regresando a Alemania por la puerta de atrás, para recalar en el Werder Bremen, donde también confiaba en poder recuperar la confianza en sí mismo que había perdido.

Desgraciadamente, no ha logrado su objetivo, y también ha tenido que buscarse una nueva salida. Keita, que aparte ha protagonizado algunos escándalos lejos de los terrenos de juego, ha seguido acumulando problemas físicos de todo tipo, que le han llevado a quedar apartado del grupo, y este curso aún ni siquiera había entrado en ninguna convocatoria. Y esto le ha llevado a hacer las maletas de nuevo, esta vez, para irse a una liga tan poco competitiva como la húngara. 

Más concretamente, para mudarse al Ferencvaros, donde jugará a partir del mes de enero, tras el acuerdo alcanzado con el cuadro teutón para separar sus caminos de manera temporal.

Una lenta decadencia para el guineano, quien una vez fue una estrella mundial, y una petición personal de Klopp al Liverpool.