Rechaza a Emery y el dinero del Aston Villa porque es feliz en el Betis
Una estrella del Betis no quiere irse
Diego Llorente ha recuperado la sonrisa en el Real Betis Balompié, después de unos últimos años realmente complicados, en los que no estaba disfrutando del fútbol. En la última campaña jugaba en el Leeds United, en la Championship, la segunda división inglesa, y previamente también había pasado por la Roma, donde no acabó de encajar y no dispuso de minutos a las órdenes de José Mourinho. Pero todo ha cambiado desde su llegada a Sevilla.
Porque desde el minuto uno ha sido una pieza fundamental en los engranajes de Manuel Pellegrini, que lo ha convertido en el jefe de la zaga, con el permiso de Marc Bartra. Ha jugado prácticamente todo, y esto ha hecho que incluso aparezca en el radar de la selección española, con la que hace mucho tiempo que no disputa ningún encuentro. Y también le ha permitido llamar la atención de algunas escuadras, que han quedado sorprendidas con el rendimiento que ha mostrado.
Sin ir más lejos, este es el caso del Aston Villa, que busca una salida para Diego Carlos, y ha pensado en el canterano del Real Madrid como un reemplazo más que interesante. Unai Emery y Monchi han identificado al internacional español como un refuerzo magnífico, y se han atrevido a iniciar las conversaciones con su representante para tratar de convencerlo de su desembarco en Birmingham, dejando atrás el Benito Villamarín después de apenas unos meses.
Le prometen un salario mucho más alto del que cobra a día de hoy, y además en Villa Park tendría la oportunidad de participar en la Champions League, algo que siempre resulta muy atractivo para cualquier futbolista. Pero esto no ha sido suficiente para que Llorente se decida por traicionar al Betis, y ha comunicado que no piensa en moverse del conjunto hispalense, que le ha devuelto la ilusión, y en el que no se puede sentir más a gusto.
Ni todo el oro del mundo serviría para que el veterano defensor de 31 años se plantee la opción de decir adiós a Pellegrini, y por su cabeza únicamente pasa la idea de triunfar con el escudo de las trece barras en el pecho.