Ancelotti y Vinicius fracasan, Benzema se apaga y el Madrid no salvará el enorme obstáculo

La planificación, muy justa en las últimas temporadas, toca hueso: las dudas afloran

Ancelotti y Vinicius fracasan, Benzema se apaga y el Madrid no salvará el enorme obstáculo

Aunque la mayoría de aficionados del Real Madrid han disfrutado con los éxitos del equipo en la temporada pasada, incluso en el arranque de la presente, para todos ellos seguramente hay dos asuntos que siempre han rondado por su mente: uno, que los resultados eran siempre mucho mejores que el juego propuesto; el otro, que la plantilla era justa en muchas demarcaciones. Lo que está ocurriendo ahora es que sendas obviedades han destapado un problema insalvable, que era lo más probable.

Si el conjunto catorce veces campeón de Europa, con capacidad económica solvente y oportunidades infinitas, tanto externas como internas, no ha querido ver que un jugador, Karim Benzema, la estrella del equipo, de 35 años podía tener ciertas complicaciones físicas en una temporada ultrexigente, repleta de partidos, donde además su entrenador poco menos que nunca lo cambia (como ocurre con Vinicius) entonces, llegado el momento de la verdad, cuando el físico de ese veterano que soporta el único plan en marcha falla y afloran los peligros de ir tan al límite, poco menos que hay que hablar de equivocación, fracaso y/o error en la planificación y gestión de la plantilla.

Vinicius

Dicho de otra forma, que Benzema haya vuelto a lesionarse -y eso que el Madrid se libró de que jugara el Mundial, lo que habría sumado minutos y esfuerzos al francés- y que el juego y el plano propuesto por Ancelotti (que descarga todas sus bazas a una sola carta viciada, como es Vinicius Júnior) hayan chocado ahora con un rival imponente, como es el Barça, y eso haya poco menos que tirado dos de los seis títulos en febrero -LaLiga y la Supercopa de España-, solo puede achacarse a esos errores de planificación, que señalan directamente al míster italiano pero también a su presidente, Florentino Pérez.

A la hora de la verdad -por ejemplo, ayer en Son Moix- cuando el Madrid, sin Benzema y sin ideas más allá de Vinicius, que choca una y otra vez -desde hace ya bastantes jornadas- con el muro mediático en el que se enreda sin que reaccione Ancelotti, necesita sacar lucidez, brillantez o por lo menos regularidad, surgen esas dificultades enormes que un margen tan estrecho deja, porque solo hay un plan en la idea estática del italiano, que son ellos dos (el francés y el brasileño) y si fallan no hay nada más, porque no se ha trabajado. Esa es la realidad. ¿El resultado? Mariano -como era previsible porque no cuenta, ni tiene nivel, ni ha jugado- demuestra que no sirve para la causa; falla otra vez la salida de balón; tira una vez a puerta, que un penaltito; las distancias que se plantean entre líneas se hacen insalvables; las improvisaciones, infructuosas, y, en suma, los milagros, por el hecho de ser exclusivos, desaparecen. 

Modric y Benzema

O lo que es lo mismo: cuando lo imposible no puede traspasarse, aparece la realidad: el Madrid tiene una plantilla cortísima, no hay recambios ni para Carvajal, ni para Benzema ni se ha apostado por el que deberían tener Modric y Kroos; el Barça destroza al Madrid en la Supercopa y le saca 8 puntos en LaLiga, y el futuro inmediato es un mar de incógnitas. La Copa del Rey, el Mundial de Clubs y la Champions League prácticamente (LaLiga no está imposible pero casi) es lo que queda en la casa blanca, pero sin milagros, con esta planificación y con el mercado cerrado, todo se hace muy improbable; y ya se sabe, lo improbable, probablemente, es poco probable que suceda; más por segunda vez.