¡Crisis total! La pelea en el vestuario tras el Slavia de Praga-Barcelona
El equipo se encuentra en un pésimo momento anímico pese a la victoria
Nunca una victoria tuvo un sabor tan amargo. Ayer el Barcelona prácticamente sellaba su pase a la siguiente ronda. Tiene nueve puntos mientras que Inter y Borussia tienen 4 respectivamente. Ganando el próximo partido tendría sellado el pase a octavos de final. Llevan 3 de 3 en Champions y la cosa podría ser así: abrazos de alegría y felicidad.
Pero nada que ver con la realidad que vive ahora mismo el Barcelona. Por un lado, está la bronca que tiene con gran parte de la prensa deportiva que sigue el día a día al club. Gerard Piqué salió hace dos semanas para poner las cosas claras y generó una guerra interna sin precedentes en el club. Piqué dijo que era la propia directiva quien filtraba las informaciones para dejar al equipo a los pies de los caballos y ponerle a la opinión pública en contra. Algo así como que estaban forzando para que la gente les acusará a ellos en lugar de la directiva.
Esto supuso un movimiento sísmico que ha movido todos los cimientos del Barcelona. Hasta el Camp Nou tembló. No han sido recogidas estas palabras por parte de la directiva de buena manera. De hecho, se cree que la relación entre Piqué y Bartomeu está completamente rota, aunque el presidente insista en que se lleva con él muy bien. La impresión que dan cuando están juntos es que no están a gusto el uno con el otro.
Ayer una parte de los jugadores, con Piqué a la cabeza, instó a los compañeros a no hablar con los medios. Ley del silencio. Algunos, como Messi, no estaban de acuerdo. Pues ya dijo el argentino que él no hubiera dicho las palabras que Piqué soltó. Pero finalmente acataron la mayoría del vestuario.
Solo habló Ter Stegen y fue para mandar un recado a los compañeros: o mejoramos o no vamos a llegar a ningún lado, vino a decir el portero alemán que ayer volvió a salvar a su equipo.
Ni con las victorias se calman en Barcelona. No hay antídoto para su enfermedad.