Dembélé y Lucas Vázquez acaban con un intocable culé: el Barça devolvería el ‘regalo’ a Guardiola
El nefasto rendimiento defensivo del luso lo condenó ante PSG y Real Madrid
El Santiago Bernabéu albergó un partido perfecto para que los jugadores del Barça dieran un paso adelante y se reivindicaran ante el durísimo golpe sufrido en Champions League ante el PSG. En este sentido, además de jugarse la liga, había más de un jugador como Ronaldo Araujo o Joao Cancelo que se jugaba su orgullo y el visto bueno por parte de directiva y afición.
Sin embargo, lejos de redimirse de su garrafal fallo ante Ousmane Dembélé, que le costó un penalti - y la eliminación - Joao Cancelo volvió a perpetrar un partido infame defensivamente, donde quedó claramente retratado en los dos primeros goles del Real Madrid, donde se los puso demasiado fácil a Lucas Vázquez, que gracias a los fallos del portugués, propició dos tantos que acabaron condenando al Barcelona. Y es que, la cesión de Cancelo fue un regalo envenenado de Pep Guardiola.
Precipitación y falta de atención
Como ya demostró al verse las caras con Ousmane Dembélé, Cancelo no es un jugador fiable a la hora de defender el uno contra uno. Su precipitación a la hora de lanzarse a robar el balón le costó un penalti contra el PSG y, con el Real Madrid, permitió que Lucas Vázquez penetrara en el área culé hasta encontrarse con la pierna de Cubarsí, hecho que provocó un penalti que no debería haber existido si Cancelo no se hubiera borrado de la jugada al anticipar muy mal el movimiento de Lucas.
En el segundo tanto, como también pasó ante el PSG y con Dembélé, el ex del City no se percató de la entrada del atacante rival a su espalda, que, en el Clásico fue, de nuevo, Lucas Vázquez, que llegó sin oposición para rematar a placer el centro que le había puesto Camavinga.
Gusta mucho a Deco, pero está condenado
La realidad es que el Cancelo visto en el Barça, dista mucho del que fuera el mejor lateral del mundo a las órdenes de Pep Guardiola. Su pésima toma de decisiones, tanto en ataque como en defensa, convierten al portugués en un jugador muy poco fiable y por el que no conviene hacer un gran esfuerzo económico.
De modo que lo sensato, por parte de Deco, sería hacer caso a la cabeza y no al corazón y rechazar el fichaje de un jugador que ha restado más de lo que ha sumado en los partidos clave de la temporada.