El Liverpool colapsa al Madrid: ¿les deja sin entrenador ni capitán?

Klopp desea que se cumpla el 50%

El Liverpool colapsa al Madrid: ¿les deja sin entrenador ni capitán?

El Liverpool ha sido el último en unirse a la puja por Sergio Ramos. Al sevillano se le suman los ingleses tras el PSG, la Juventus y el Manchester City, también interesados en contratar al actual capitán blanco. Y es que, si hace tan solo un par de semanas se sabía que los reds están dispuestos a contratar a Xavi Alonso (actual entrenador de la Real Sociedad B) de cara a terminar sustituyendo a Jurgen Klopp, ahora también se ha conocido que el equipo dirigido por el alemán ha puesto sus ojos en Sergio Ramos y es esa la parte que Klopp quiere ver cumplida cuanto antes.

La afición de Liverpool conoce bien al camero debido a una acción que ha marcado la carrera de una de sus estrellas, Mohamed Salah y que tuvo a los dos como protagonistas principales con un duro final para el egipcio: lesión que le hizo perderse la final de la Champions League de 2018 y aquel Mundial celebrado en Rusia.

Si el Liverpool consigue hacerse con Sergio Ramos logrará reunir a la pareja de centrales más deseados del continente europeo: Virgil Van Dijk y Sergio Ramos, casi nada. El holandés está lesionado y no podrá volver a vestirse de corto hasta bien entrada la primavera, por lo que cuando vuelva a entrenarse con el grupo puede que ya se conozca si Ramos será o no su pareja en la próxima temporada, la 2021-2022.

Ramos y Van Dijk

La noticia ha caído como un jarro de agua fría para la afición merengue (incluso en el propio club) porque saben que esta oferta de los reds si podría convencer a Ramos para salir y probar en un fútbol que siempre ha querido conocer y en un equipo con tanta historia como el Real Madrid y que además practica un fútbol bellísimo. De confirmarse esta posibilidad, el club británico habrá dejado al Real Madrid sin su capitán y sin uno de sus posibles próximos entrenadores, casi nada.

La renovación de Ramos está muy parada y se está a punto de entrar en una zona que ninguna de las dos partes quería, la de los reproches mutuos por no haber llegado ya a un acuerdo. Y sino, al tiempo.