El mayor dolor de cabeza de Zinedine Zidane puede tener la solución

Gareth Bale, jugador del Real Madrid que está actualmente cedido en el Tottenham, tiene preparado un plan para la próxima temporada con un único objetivo en mente, que es el mundial de Catar de 2022. Para ello quiere trazar una ruta contando con el Real Madrid, pero no jugando en el equipo de Zidane, sino aprovechando las ofertas que puede llevar su representante buscar una salida en la que todos salgan ganando, es más, desde su entorno afirman que, al tratarse del último año de contrato, sería capaz de perdonar su salario siempre y cuando se le diera una salida con una duración de cuatro años.

Es decir, Gareth está dispuesto a irse del Real Madrid, sólo si el Madrid acepta una oferta que incluya una contratación del galés durante cuatro años, venga del equipo que venga. Este último punto puede ser el más peliagudo, puesto que desde las oficinas merengues no quieren que se vuelva a dar una situación como la de Marcos Llorente y que, por librarte de un jugador que no te vale o con el que no congenias, acabes reforzando a algún equipo que luche por tus objetivos. No obstante, teniendo en cuenta el enorme coste que supone tener a Gareth Bale en el equipo, supone 34 millones de euros brutos al año, 17 kilos netos, quizá compense que acabe en otro equipo, aunque sea el Barça, el Atlético de Madrid o el PSG.

Para Florentino Pérez, el jugador está amortizado, es decir, los 100 millones de euros que se desembolsaron por él ya se han compensado a modo de títulos y lo único de decepciona al presidente blanco es el hecho de que, una vez que Cristiano Ronaldo salió del equipo, Bale fuera incapaz de asumir el liderazgo que dejaba vacío el crack portugués. No obstante, los 105 goles y las 65 asistencias en 251 partidos son un buen balance de la estancia del jugador en Madrid, sin olvidar, por supuesto que muchos de esos tantos fueron decisivos en la consecución de títulos para el Real Madrid, como los de las finales de Champions League, ganó cuatro con los blancos, o el de la final de Copa frente al Barça, vamos, goles de muy bella factura y títulos en el bolsillo.