El último cabreo serio de Mbappé si que preocupa y mucho a Florentino
En el Real Madrid no quieren ni oír hablar de asunto porque saben que pone la operación en serio riesgo
El asunto Kylian Mbappé va en todo momento por la senda que el Real Madrid ha ido preparando con mucho mimo y cuidado durante los últimos 4 años. Desde que el francés firmase por los parisinos en aquel verano de 2017, Florentino Pérez y su junta directiva han ido preparando ese camino que ahora recorre Kylian.
Es por ello que cualquier cosa que altera su recorrido hacia la capital de España alerta a Florentino y le pone en guardia. Solo él sabe todo lo que se ha trabajado en la sombra durante años para que ahora todo ese esfuerzo se pueda ver truncado por factores ajenos a su persona. El último cabreo de Mbappé es un buen ejemplo de ello.
Como ya es sabido, hace unas semanas se publicó un cómic autobiográfico de Mbappé con el consentimiento del mismo en el que aparecían, entre otras viñetas, una en la que el delantero soñaba con jugar en el Real Madrid. Literalmente. Pues bien, las interpretaciones de todo ello han ido en una dirección principal: Kylian no tiene la decisión final sobre su futuro clara y es la familia la que más le condiciona para que el jugador se decante por unas u otras opciones.
Esto no ha gustado nada a la estrella francesa, que esta semana decía en una entrevista concedida a ‘Paris Match’: “Mi futuro lo decido yo”. Claro, tajante y directo. Estos enfados del 7 del PSG no gustan nada en el Madrid ya que, bajo ese estado de presión, y con los nervios fuera de control, el candidato número 1 a suceder a Leo como Balón de Oro podría dar un giro de última hora con tal de demostrar que no recibe consejos de su entorno y tirar por tierra un acuerdo con el Madrid que a partir de tan solo dos semanas será completamente legal.
Por el momento Florentino tiene clara la estrategia: evitar pronunciarse lo más mínimo sobre las intenciones del Madrid para tratar de no cabrear ni al PSG ni a los medios franceses y que así se llegue, con toda la calma posible, al ansiado 1 de enero, fecha en la que ese acuerdo podría ser firmado y sellado por ambas partes de manera totalmente legal y vinculante.