Estuvo a punto de llegar al Barça con Bartomeu y ahora está en ruinas
El ex presidente llegó a tenerle fichado
Zé Gomes comparte algunas similitudes con Anssumane Fati, pues también nació en Guinea Bissau, y en su día era una de las grandes promesas de Europa. Criado en las categorías inferiores del Benfica, se dio a conocer en el Europeo sub 17 que ganó la selección de Portugal, a la que ha representado hasta la sub 20. Él era el delantero centro, en ese combinado en el que se impusieron a España en la final, y donde había cracks de la talla de Joao Félix o Francisco Trincao.
Se hinchó a marcar goles, y, como no, poco tardaron en aparecer varios clubes dispuestos a ficharle. Entre ellos estuvieron el Everton, el West Ham United, el Borussia Dortmund o el RB Leipzig, pero se quedó en la Liga NOS. Para empezar, porque no le dejaron irse, y segundo, porque el propio futbolista, de la generación de 1999, era partidario de asentarse en el Estadio da Luz, antes de dar el salto a otro equipo. Algo que nunca sucedió.
Estuvo mucho tiempo esperando una oportunidad que nunca llegaba, y, mientras estaba en el filial, recibió una llamada sorpresa, de parte del Barça. Josep María Bartomeu, presidente en ese entonces, contactó para hacerse con sus servicios, con la intención de que reforzara al ‘B’. Una opción que contaba con el visto bueno del joven ariete luso, que estaba encantado ante la posibilidad de llegar al Camp Nou. Pero se topó con la negativa de su escuadra.
‘Las Águilas’ se negaron a dejar marchar a Gomes, y, desde entonces, comenzó una cuesta abajo y sin frenos en su carrera. Tras dos cesiones poco fructíferas al Portimonense y al Legia Gdansk de Polonia, hace apenas un mes decidió rescindir su contrato, y marcharse a la liga profesional búlgara, para ganarse el pan en el Cherno More. Sin duda, las cosas hubieran cambiado mucho para él, en caso de haber llegado a España en su día.
Pero, viendo como le han ido las cosas, hubiera sido un fraude. Gomes todavía es joven, y puede cambiar la dinámica y relanzar su carrera, pero, a decir verdad, hay pocos que confíen en que eso suceda.
Por no decir nadie.