Florentino Pérez se equivocó: el fichaje que debió haber cerrado

Fabinho llegó en su día al Real Madrid como gran apuesta, al igual que Casemiro, que aterrizó unos meses más tarde. Juni Calafat se lo recomendó a Florentino Pérez, que le incorporó a préstamo por una temporada, en la que fue titular en el filial, que en ese entonces competía en La Liga SmartBank. Todavía lo hacía como lateral derecho, siendo el sustituto de un Dani Carvajal que había decidido marcharse a la Bundesliga, firmando por el Bayer Leverkusen.

Y lo cierto es que lo hizo bastante bien en el Castilla, lo que le valió, incluso, para hacer su debut en el primer equipo, dirigido entonces por José Mourinho. El problema es que, al acabar la temporada, Jorge Mendes, su agente exigió que le hicieran ficha y le dieran dorsal profesional. Una petición que fue desestimada, pues no le veían hueco, y no le quedó de otra que marcharse al AS Mónaco. Allí, apostaron por él desde el primer día, y supieron valorar su talento.

Y el internacional brasileño no decepcionó en absoluto, siendo pieza clave y uno de los líderes dentro y fuera de los terrenos de juego. Además, se reconvirtió al puesto de pivote defensivo, donde ha tenido un crecimiento bestial, y acabó siendo uno de los mejores del planeta. Formó parte de esa generación histórica que logró alcanzar la semifinal de la Champions League, y que ganó la Ligue 1, por delante del todopoderoso Paris Saint-Germain.

Al igual que otros como Kylian Mbappé, Thomas Lemar, Benjamin Mendy o Bernardo Silva, se acabó marchando, en su caso, al Liverpool, por petición expresa de Jürgen Klopp. 50 millones de euros pagaron, una cantidad muy importante, pero de la que ya nadie se acuerda. Porque, si bien tuvo unos primeros meses complicados, de adaptación, ya es una de las estrellas del club. Y con él en el campo, conquistaron la Premier League en 2020, y ‘la Orejona’ de 2019.

Fabinho será, por lo tanto, una de las amenazas de los ‘reds’ en la eliminatoria contra el Madrid. Y pensar que le podrían haber fichado por una cantidad ridícula…

Otra historia curiosa.