Fue mejor que Messi y ofrece su gran tesoro: lágrimas en el Camp Nou
Ronaldinho Gaúcho, uno de los mejores jugadores que jamás se han visto en el coliseo blaugrana, vuelve a ser noticia en Barcelona
Leo Messi ha sido el mejor jugador de la historia del Barcelona por su enorme rendimiento, por su brillantez mantenida, por su dinamismo y por sus números y éxitos, de eso no cabe duda, todo ello está en las vitrinas culés, pero si hay que hablar de lo mejor libra por libra, de clase y calidad pura, de máximo esplendor de prestidigitación, de la cúspide del ilusionismo llevado a cabo con dos piernas; en definitiva, de sumo talento en un momento determinado, hay muchas voces en can Barça que relegarán al argentino del primer escalón, y si no lo hacen al menos sí colocarán como un durísimo rival por ese puesto a Ronaldinho Gaúcho, que no fue en sus buenos años un jugador excepcional, sino un mago como pocos se han visto.
Vaya por delante que, para gustos, colores, y que en las líneas precedente hablamos de la excelencia del brasileño como esa capacidad que tuvo en su etapa en el Barça de alcanzar y crear con el balón en los pies argumentos futbolísticos que el resto de jugadores del planeta, incluido Messi, simplemente no podían realizar, y no solo eso, incluso de hacer pragmático lo mágico, ya que Ronaldinho fue el mejor e hizo al Barça ser el mejor. En esa faceta, no en la trayectoria y en la regularidad, el mítico 10 brasileño quizá brilló en mayor medida que el actual 30 del PSG. Quién sabe. El caso es que quien tuvo, retuvo, y hay mucha expectación de nuevo con el viejo ídolo portoalegrense en la ciudad condal porque su mayor tesoro está a prueba en el club que le vio encumbrarse como el más grande de su momento.
Joao Mendes de Assis Moreira, el hijo del Gaucho, está de prueba en el club catalán y, lógicamente, las expectativas se disparan. Moreira ha rescindido su contrato con Cruzeiro y puede entrar a formar parte de la disciplina culé si así lo estiman en la entidad. Cuenta Mundo Deportivo que es el mismo Joan Laporta el que está llevando este asunto personalmente con su padre, el campeón del mundo con Brasil en 2002. Y al menos la actitud del futbolista, de 17 años, es elogiable y alentadora. Entre sus méritos figura esconder intencionadamente el legado implícito de su padre con un nombre que no le conectara con el gran crack azulgrana de Porto Alegre. De inicio, va por buen camino.
Ronaldinho no duró tres lustros en el Barça como Messi, pero sus apenas cuatro temporadas y media han quedado grabadas para siempre en la memoria culé y de todo aficionado al mundo del balompié ¿Podrá su hijo emular en España algo remotamente parejo? Si es así, está en el lugar indicado. Hay en el Camp Nou quien tendrá lágrimas de nostalgia por el mero recuerdo del Gaúcho. No es para menos: fue un 10 con mayúsculas.