Joan Laporta, en la UVI. No puede renovar a estos dos cracks de futuro
Las ventas no acaban de llegar.
Joan Laporta pasó de ser el presidente que despertara mayor ilusión en la nueva era culé, a generar innumerables dudas en los aficionados. Y es que el mal momento financiero del club es mucho peor de lo que podía imaginarse. En ese sentido, la dramática salida de Lionel Messi no sería el único problema de la nueva dirigencia, debido a que actualmente no existen los recursos necesarios para renovar a dos cracks que marcan la mayor parte de las esperanzas del club.
A día de hoy, la idea principal de Laporta y su junta directiva es apostar todo a la cantera, consiguiendo tener una energía perpetua generadora de talentos. A tal efecto, se contará con un equipo de scouting que pondrá los estándares incluso más altos que en el pasado para aumentar las probabilidades de contar con las estrellas de las nuevas generaciones. A la par del avance en esta idea, se pudo conocer que las últimas proyecciones financieras del club han impedido que se mejoren las ofertas de renovación, tanto de Pedri como de Ansu Fati.
Recordemos que los contratos de Pedri y Fati vencen en el 2022. Con la paradójica desventaja de que su abismal evolución ha hecho que sea inviable elevar sus contratos según lo que ofrecen otros clubes. En principio, Pedri ha llamado el interés de la Juventus y del Manchester City de Pep Guardiola. Por su parte, el atacante bisauguineano tiene acercamientos muy llamativos de parte del Manchester United y del Chelsea.
La esperanza de Joan Laporta y del barcelonismo
El único camino que se estudia en la dirección deportiva para no tener que seguir perdiendo talentos pasa por las ventas de Philippe Coutinho, Samuel Umtiti y Miralem Pjanić. Si bien estas salidas no se presentan sencillas, pues no hay un gran número de clubes dispuestos a desembolsar sumas importantes de dinero por elementos que llevan tiempo alejados de su mejor versión. De momento, al Barcelona de Laporta le tocará seguir luchando contra la corriente en una temporada que requerirá de amor propio y mucha coherencia dirigencial. De lo contrario, este solo será el comienzo de una debacle que podría ser histórica. ¿Habrá expectativas a las cuales aferrarse esta temporada?