La verdad de Isco Alarcón sale a la luz: escándalo en el Real Madrid

Florentino Pérez ni quiere hablar

La verdad de Isco Alarcón sale a la luz: escándalo en el Real Madrid

Isco Alarcón sigue en la lista de transferibles, y su futuro no ha cambiado pese a la llegada de Carlo Ancelotti. No tiene cabida en el Real Madrid, y le han recomendado que se busque un nuevo destino, pues no tiene un rol importante. Además, la apuesta es Martin Ödegaard, que ha regresado de su exitosa cesión al Arsenal de Mikel Arteta, y confían que, de una vez por todas, se asiente. El malagueño, por lo tanto, es uno de los candidatos a dejar dinero en las arcas.

No mucho, obviamente, pues su valor de mercado está por los suelos, tras unos últimos años realmente discretos. No es ni la sombra de lo que llegó a ser en su momento, pues no hay que olvidar que era una de las grandes joyas de todo el planeta. Ganó el Golden Boy de 2012, y era uno de los futbolistas más entretenidos de ver para el espectador, por su magia, su talento, su clase, su habilidad con el balón, su desborde… pero nada queda de eso.

Parece otro jugador completamente distinto, y ha perdido, no solo la confianza en sí mismo, si no la del resto. Sus propios compañeros saben que es un lastre, y que, cada vez que juega, resta mucho las opciones de conseguir la victoria. Además, no es nada solidario, y la afición le echa en cara que no corra ni presione, por lo que ha llegado a silbarle. Florentino Pérez le ha enseñado la puerta, y confía en poder sacar cerca de 15 millones de euros. Pero parece difícil.

Más que nada, porque, hasta la fecha, Isco todavía no ha recibido ni una sola llamada. Se hablaba de que podría acabar en la Premier League, o de que estaba en la agenda de Julen Lopetegui, que se lo habría solicitado al Sevilla. No obstante, la realidad es bien distinta, y, a poco de que comience el mercado de traspasos, el ex de Valencia y Málaga sigue sin opciones de futuro. En caso de que la situación no mejore, no le quedaría de otra que seguir en el Santiago Bernabéu.

Otro caso Gareth Bale.