Laporta se la juega a Al-Khelaifi: recupera a la joya y además gratis
En Barcelona están muy ilusionados con esta operación de última hora
Apenas ha ocupado líneas en la prensa deportiva el nombre de Kays Ruiz a pesar de ser una de las mayores promesas del fútbol continental europeo a sus tan solo 18 años. El jugador marroquí se formó en un primer momento en la Masía, donde llegó en 2009, con tan solo 7 años, permaneciendo allí hasta verano de 2015, cuando tuvo que abandonar el club por el aquel asunto en el que medio la FIFA con sanción incluida al FC Barcelona con respecto a la captación de chicos jóvenes de diferentes países.
Desde entonces, Kays ha jugado en las categorías inferiores del Paris Saint Germain pero el Barcelona nunca ha llegado a quitarle el ojo del todo. Durante el primer tramo de temporada, cuando Tuchel era el entrenador parisino, el centrocampista llegó a debutar en la Ligue 1 (jugó 7 partidos) pese a tener tan solo 18 años y contar el PSG con un gran plantel de futbolistas en esa posición.
La llegada de Pochettino cambió por completo su situación y eso supuso que el Barcelona decidiese volver a la carga, porque, además se añade otro dato importante al asunto: el contrato de Kays y el PSG finaliza el próximo 30 de junio, por lo que si el Barça le convence el futbolista volverá completamente gratis al club una vez haya finalizado su estancia en París.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría para el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, que no esperaba la intromisión del Barcelona en la renovación de Kays y que le ha adelantado por el exterior completamente. El club francés ha estado tan pendiente de la renovación de sus grandes estrellas, Neymar y Mbappé, que ha descuidado a las joyas que están a punto de brotar y que son el futuro del fútbol europeo y mundial.
Joan Laporta, una vez más, el más listo del lugar. Rápido y eficaz como ha demostrado ya en tantas ocasiones. La intención del club catalán es cerrar el acuerdo en los próximos días y anunciarlo lo antes posible para reforzar la moral de una afición que necesita ilusión como el comer.