Llegó al club para ser tan importante como Messi y el barcelonismo se va a hartar con su decepción
El delantero polaco está pasando por un tramo de temporada demasiado flojo para su nivel
El gol es una de las mayores asignaturas pendientes de este Barça. Los de Xavi no suelen tener facilidades para ver portería y sumar varios goles ha supuesto una tarea más que complicada en las últimas semanas, cuando la lesión de Ousmane Dembélé se ha sumado a la horrible racha goleadora de Robert Lewandowski, quien solamente ha sido capaz de marcar un gol en los últimos 10 partidos con los blaugranas.
El inicio de temporada de Lewandowski fue extraordinario, el polaco demostró que no entiende de periodos de adaptación y se fue al Mundial de Qatar con una media cercana al gol por partido, una cifra a las que ya tenía acostumbrados a los aficionados del Bayern, donde marcó entre 45 y 50 goles cada temporada, algo que se esperaba que emulara en la ciudad condal.
Sin embargo, estamos muy lejos de estos 50 goles que soñaban con cantar los culés. Lewy se ha quedado seco tras el parón por el Mundial de Qatar y lejos quedan esas cifras que mostró en el inicio de temporada. Las malas decisiones, acciones más lentas de lo normal y fallos inexplicables en un crack como el polaco han sido los causantes de ver al peor Lewandowski de los últimos 7 años después de no ser capaz de anotar en el último partido contra el Atlético de Madrid.
Los números de la estrella culé no son malos, pero distan mucho de ser los propios del que ha demostrado ser uno de los mejores goleadores de todos los tiempos. En total ha marcado 27 goles y repartido 7 asistencias entre todas las competiciones en la presente temporada, como decíamos, muy lejos de los 50 que marcó el año pasado en Múnich.
Así pues, si bien el fichaje de Robert Lewandowski no debe ser considerado un fracaso total, sí que hay que decir que no ha acabado la temporada como se esperaba. Además en Champions League, el polaco desapareció y no fue ese jugador clave que el Barça necesitaba para pasar a los octavos de final, con partidos como el del Bayern en la ida donde los culés fallaron demasiadas ocasiones en un partido que debieron llevarse con comodidad.