Militao y Rüdiger imploran el esfuerzo: son 48M y un capricho de Florentino, hoy serían impagables
La caída de David Alaba tanto física como mentalmente pone relieve en las carencias de Nacho y la importancia del francés
Uno o dos fallos, excesos de confianza o ciertas manifestaciones caóticas en ataque han llevado a ciertos sectores del madridismo a criticar en el pasado reciente la labor de un jugador que ahora, en la flaqueza evidente de David Alaba en la izquierda (quizá por falta de costumbre) y que agudiza su recambio, Nacho Fernández, resulta esencial. Eder Militao y Antonio Rüdiger lo echan en falta, como el equipo; como el mismo Vinicius.
Costó 48M y por entonces el capricho de Florentino Pérez pasó de puntillas por un verano de los que el Madrid ya no acostumbra -el que sucedió a una de las peores temporadas de la historia del Madrid, la 18/19- y sin embargo es junto al brasileño lo único bueno salvable de aquella quinta -la de Eden Hazard y Luka Jovic- que iba para ser la nueva hornada de galácticos y se ha estrellado en un récord dinero gastado y falta de minutos tan sangrante como infructuoso para el conjunto de Chamartín. Sí, hablamos de Ferland Mendy, ese lateral izquierdo puro al que Carlo Ancelotti le confiaría ahora mismo su vida.
De Alaba a Nacho, pasando por Camavinga
Como mayor elogio para el francés de lo que ha perdido el Madrid sin Mendy hay que decir que solo Camavinga se ha mostrado como un sustituto a su altura. Y decimos elogio porque hay pocos jugadores, no ya en el Madrid, que directamente no los hay, sino en Europa con la capacidad de recuperar balones que posee el ex del Rennes.
Mendy, que tiene para bien entrado marzo con su lesión, es ya una prioridad porque Nacho sale cojo de esa banda, Alaba no está al nivel físico que exige la demarcación del carrilero y el Real Madrid necesita más consistencia, tanto en el bloque bajo como en las transiciones rivales. Que nadie se olvide que Ferland Mendy fue crucial en todas y cada una de las eliminatorias de la Champions League de la pasada temporada. Poco menos que el orden de Carletto salta por los aires sin su verso libre, que es, en suma, el mejor marcador hombre por hombre del equipo y un sostén ante los adversarios.