Monchi se lleva al Sevilla a un lateral en la agenda de Barça y Madrid

Julen Lopetegui pronto tendría un refuerzo

Monchi se lleva al Sevilla a un lateral en la agenda de Barça y Madrid

Javi Galán viene siendo una de las grandes revelaciones en la presente temporada de La Liga Santander. Y es que muy poca gente le conocía, por no decir nadie, pero es pieza clave y una de las grandes estrellas de la SD Huesca, que pelea por eludir el descenso. Junto a Rafa Mir, es el crack que más marca las diferencias en su equipo, y por el que pasan mucha de las acciones más peligrosas. Porque, en cada acción que sube al ataque, da la sensación de que puede hacer algo especial.

Gracias a su velocidad, su técnica y sus precisos centros, ha generado dos goles, y ha anotado otro. Unas cifras que, lógicamente, no son ningún escándalo, pero hay que tener en cuenta que su equipo es uno de los menos goleadores. A nivel defensivo, también cumple con nota siempre que le toca, pues es sólido y no se complica la vida. Llegado en enero de 2019 procedente del Córdoba, a cambio de apenas un millón de euros, este verano puede dar el salto a un grande.

Galán

No son pocos los conjuntos que se habían interesado en el defensor de 26 años, entre ellos, el Barça y el Real Madrid. Ambos buscan a un relevo para sus titulares, Jordi Alba y Ferland Mendy, y habían pensado en el de Badajoz, que tiene una cláusula de rescisión ligeramente inferior a los diez ‘kilos’. No obstante, parece que ya hay ganador en la subasta, y no sería otro que el Sevilla, que también le da la oportunidad de disputar la Champions League.

Julen Lopetegui lo ha pedido expresamente, a pesar de que está contento con las prestaciones de Marcos Acuña, llegado hace unos meses, para cubrir la baja de Sergio Reguilón. Pero no tiene recambio en la plantilla, ya que Sergio Escudero hace tiempo que dejó de estar a su 100%, y se irá en junio. De este modo, Monchi ya habría activado las conversaciones con Galán, que estaría muy receptivo, y podría acabar llegando al club hispalense.

En el Ramón Sánchez Pizjuán lo tienen todo de cara, y creen que podrán llevarse el gato al agua.