Ojo a la bomba de invierno: ¡Si va mal, ya tengo el sustituto de Zidane!

En el fútbol todo vale, no hay amigos eternos, no existen amores hasta la muerte y son los resultados los que pueden quebrar el romance soñado o las media naranjas, y lo hacen con la velocidad del rayo. Uno podrían decir que es la justicia más real, la más convincente, la menos sentimental y más razonable. Y es así, especialmente en los grandes transatlánticos de Europa, donde el Madrid y el Barça, como dos de sus principales faros, tiene el gatillo fácil en este sentido.

Al Barça porque le han venido bien dadas con Ernesto Valverde, pero aún ganado dos ligas consecutivas y cediendo en dos años en apenas tres partidos, se le discute todo: la autoridad, la gestión, el temple e incluso el conocimiento táctico. Así es la marmita de opiniones en la que se ve sumido cualquier inquilino del banco blaugrana, incluidos por tramos los mismísimos Pep Guardiola y Johan Cruyff.

Caso especial en este sentido y en el presente más inmediato es el Real Madrid, el mejor de los lugares para estar cuando suena la música celestial de las victorias y la Champions League guía el camino, pero en el espacio en el que más retumban los silbidos cuando la cuesta pica hacia arriba. El Bernabéu parece recoger el murmullo y sostenerlo para ahondar en las heridas. Hasta la misma estructura del coliseo blanco se precia a ello.

Por eso Florentino Pérez, por mucho que ame futbolística y personalmente a Zinedine Zidane, siempre tiene en su carpeta otros nombres, como el de Jürgen Klopp o el de Mauricio Pochettino, ahora insondables, por si vienen mal dadas este mismo primer tramo de temporada. Y en ella hay otro viejo reclamo del presidente que ahora sí podría cumplir las veces -por estilo de juego e idea futbolística- de buque insignia de la parroquia blanca: Arsene Wegner, a quien ya quiso en el pasado y que rechazó dirigir al club de Concha Espina.

¿Elegiría aceptar esta vez el francés en invierno si ‘Zizou’ fracasa?