Pep y Pochettino van a quebrar al protegido de Simeone y Luis Suárez

Por fin llegó lo que muchos temían en el Wanda Metropolitano: una de sus principales estrellas junto a Luis Suárez -de hecho, posiblemente la más importante, peso por peso, esta temporada- está en la agenda del Manchester City de Pep Guardiola y el Paris Saint-Germain de Mauricio Pochettino, lo cual supone un golpe demoledor para el proyecto del Cholo Simeone y el propio jugador charrúa, dos de las personas que más y mejor entienden la dimensión de este futbolista colchonero.

Pero es que la temporada de Marcos Llorente no puede pasar desapercibida para nadie. El jugador ex del Real Madrid (y su cantera) se ha visto reforzado casi en cualquier posición en la que ha sido protagonista sobre el césped: de falso nuevo, goleando; de mediocentro como destructor, jugador asociativo y constructor, o de lateral derecho, con un enorme despliegue. Así, el jugador madrileño de 26 años es cuerpo y alma de este Atlético de Madrid, líder de la Primera División española.

Proveniente del club de Chamartín, el canterano explotó en el Deportivo Alavés, donde se consolidó como uno de los pivotes defensivos más importante de la liga hispana, tanto que su gran puesta de largo en el País Vasco le sirvió en bandeja el billete de regreso al Santiago Bernabéu. Allí, el futbolista, encasillado de 5, sufrió a la sombra de un insustituible Casemiro, el cual sigue gobernando a día de hoy la medular merengue, por lo que pidió salir y el Atleti se fijó en él.

Y ha sido el Cholo Simeone el que le ha convertido en el futbolista total que es hoy en día, capaz de ser eficiente y prácticamente el mejor del equipo en cada partido, juegue donde juegue. Y esa polivalencia, acierto de cara a portería, físico descomunal y compromiso es lo que enamora a Pep Guardiola y Mauricio Pochettino, que sencillamente quieren a un jugador así en sus respectivos esquemas. La salida de Madrid no será sencilla, pero Simeone sabe que los argumentos económicos de los dos gigantes son ingentes… por lo que ya tiemblan los cimientos del coliseo rojiblanco.