Problemas con Marcelo Vieira: la última que incendia el Real Madrid

Marcelo Vieira fue el gran señalado tras el empate del Real Madrid frente al Chelsea, y no es para menos. Zinedine Zidane no tuvo otro remedio que apostar por él, debido a la ausencia de Ferland Mendy, y esperaba que estuviera a la altura de la cita, que era de gran exigencia. Sabe perfectamente que los mejores días del ‘12’ ya forman parte del pasado, y que físicamente está realmente mal comparado con el resto de sus compañeros, pero no le quedaba de otra.

Y lo cierto es que sus últimas actuaciones habían sido bastante decentes, sin rozar la excelencia, claro. Con el esquema de tres centrales, se le camuflan bastante sus carencias defensivas, y se le puede dar libertad para que haga lo que mejor se le da: atacar. Pero fue, de lejos, el peor del encuentro, por delante incluso de Timo Werner, que tampoco estuvo acertado, y fueron incontables los errores que cometió. Demasiado tardó en quitarle.

No fue hasta el minuto 77 cuando dio entrada a Marco Asensio, cambiando el sistema y poniendo a Nacho Fernández como lateral. El brasileño se fue agotado, y dejando clara una cosa, que ya casi todos sabían: no está para este tipo de compromisos. Antes, es mejor apostar por otro futbolista, o confiar en la cantera, donde está Miguel Gutiérrez, del que se hablan maravillas, y con el que hay grandes esperanzas. La Champions League no espera a nadie.

Marcelo vivió sus mejores noches en esa competición, pero el futbol no tiene memoria. Por suerte, no estará disponible para la vuelta, un alivio para todos los aficionados, que tenían miedo de que volviera a ser de la partida. Y es que, al parecer, el canterano de Fluminense ha recibido la citación para formar parte de la mesa electoral ese mismo día, en las elecciones para la presidencia a la Comunidad de Madrid. De momento, han recurrido esa decisión.

Pero la realidad es que, si Mendy se recupera a tiempo, tampoco es nada de lo que preocuparse. Florentino Pérez alucina con todo lo ha acontecido en esta última semana.

La vida real supera a la ficción.