Ridículo de Laporta: 52 millones irán a la basura y Ferran es culpable

El mandatario culé es consciente de la importancia que podría conllevar este varapalo

Ridículo de Laporta: 52 millones irán a la basura y Ferran es culpable

Samuel Umtiti ya se puede tildar como una de las peores gestiones del Barça en la última década. Solamente en su primera campaña el defensa logró satisfacer las necesidades del equipo, pero a partir de ahí las lesiones han ido lastrando su peso en el club hasta pasar desapercibido para todos y cada uno de los entrenadores que han estado al frente del banquillo culé en todos estos años.

Pero lo peor no es eso, sino su alto salario, el cual ha impedido tanto a Josep María Bartomeu como a Joan Laporta encontrar un equipo dispuesto a hacer frente a semejante cifra, especialmente por el poco minutaje que ha acaparado el jugador francés.

No obstante, en las últimas semanas el Rennes había acrecentado su interés en Umtiti, pero el jugador no ha logrado superar los exámenes médicos previos a la oficialización de cualquier traspaso. De esta forma, el futbolista se quedará Barcelona y, a menos que alguien lo remedie, hasta 2026 Laporta no  podrá despedirse de él, fecha en la que acaba su contrato. Lo peor, que hasta ese momento el Barça deberá abonar 52 millones a tenor de su sueldo al galo.

Ferran

Precisamente aquí radica la peor decisión del mandatario desde que tomó el relevo de Bartomeu en la presencia del club: en enero decidió extender el contacto de Umtiti hasta la mencionada fecha para reducir su salario neto por campaña y, a su vez, permitise el fichaje de Ferran Torres, quien dejó el Manchester City a cambio de 55 millones. Es cierto que el internacional español ha tenido mucho protagonismo en los planes de Xavi durante el segundo tramo del último curso, pero el fichaje de Raphinha vuelve a poner entredicho la eficiencia de las decisiones de Laporta.

En definitiva, el ridículo es mayúsculo a día de hoy y en Don Balón así lo hemos querido exponer: primero, extender el contrato de un jugador que no entra en los planes del club y que tampoco quiere salir; y, en segunda instancia, invertir una millonada en fichar un futbolista que seis meses después se topa con una competencia directa de primer nivel como la que supone Raphinha, quien a su vez también ha conllevado un esfuerzo económico abrupto para el conjunto blaugrana, más de 70 ‘kilos’.