Simeone, Griezmann y Morata hieren donde más duele a Xavi y Ancelotti: ni se lo esparaban
El Atlético de Madrid se sacó una victoria de la nada ante el Cádiz, confirmando lo visto en el derbi
El Cholo Simeone, y por ende algunas de sus estrellas, Antoine Griezmann y Álvaro Morata, nunca han alardeado de preciosismo en el juego del Atlético de Madrid, pero eso no les preocupa si se salen con la suya, y es que en no pocas ocasiones han salido victoriosos de una pelea desigual contra los dos gigantes del fútbol español, el Real Madrid y el FC Barcelona. Es más, a los blancos ya se los han llevado por delante esta temporada y la victoria frente al Cádiz (3-2) no hace sino confirmar la posibilidad que se atisba.
Partido a partido, mejora a mejora, con confianza, el Atleti está ahí y esta temporada sí parece un rival competitivo, más sólido mentalmente, capaz incluso de levantar un partido como el del Metropolitano ante el cuadro andaluz, al que le dio la vuelta al marcador para terminar ganando en el tramo decisivo y, con ello, mantener el pulso en una tabla clasificatoria que domina el eterno rival capitalino, el equipo de Carlo Ancelotti. Pero eso es lo importante, estar ahí hasta el final.
Los de Simeone, desde el triunfo en el derbi ante el Madrid, han sacado adelante dos partidos complejos, uno en El Sadar; otro al citado ante los de Sergio González y con dificultes o sin ellas los puntos llegan y eso da qué pensar a sus dos grandes adversarios: ¿puede esta temporada luchar por el campeonato un equipo que le ha arrebatado en dos décadas dos ligas a Barça y Madrid?
Mejora y continuidad
Es pronto para enunciar tal cosa, pero desde luego el cambio de imagen de los rojiblancos, que ya se notó al final de la pasada campaña, tiene su continuidad en esta, donde los rojiblancos son cuartos a cinco puntos del Real Madrid, cuatro del Barça y donde han ganado cuatro de sus últimos cinco partidos, entre ellos el citado derbi madrileño. Simeone, Griezmann y Morata confían en que esta vez sí los dos grandes deberán dividir esfuerzos, mirarse entre ellos y vigilar lo que hagan los colchoneros.