Simeone y Courtois también se dieron cuenta: encrucijada insalvable para Ancelotti por dos errores

El equipo blanco volvió a presentar su peor versión sobre el gran agujero de esta campaña, que se mantiene

Simeone y Courtois también se dieron cuenta: encrucijada insalvable para Ancelotti por dos errores

El Real Madrid empató en su visita al Metropolitano (1-1) en un derbi madrileño de gran igualdad en lo pragmático, pero también en el juego, lo que, más allá de las polémicas, que las hubo y de gran magnitud, especialmente con Thibaut Courtois y el Cholo Simeone en el foco, y la ausencia de Kylian Mbappé, vuelven a reflejar en clave merengue que Carlo Ancelotti tiene dos problemas, y ambos tienen complicada solución.

Desde que arrancó el curso

No debemos confundir la suficiencia de este Madrid ultracompetitivo -sin duda, mérito del míster de Reggiolo y de la excepcional plantilla que posee-, que va sacando resultados, con la lucidez, la eficacia y ejecución del plan, que es en muchos casos algo pobre, demasiado endeble. Más que nada porque pese a lo primero, lo segundo más que un síntoma parece ya una costumbre. 

Derbi

El Madrid de Carletto, con la llegada de Mbappé, juega con un más o menos claro 4-3-3, donde hay intocables que no se lo ganan con regularidad desde hace varias temporadas -por citar a dos que ayer volvieron a salir en la foto, Rodrygo y Tchouameni- e importantes lagunas de juego, control del esférico y ritmo, como sucedió ayer con Modric y el ex del Mónaco a los mandos. Los merengues especulan y conceden, básicamente porque necesitan ese segundo organizador que solo Camavinga puede ser. Con él no sucedería lo del derbi: un ritmo de circulación lento, predecible y una falta enorme de colmillo a la hora de presionar al adversario. Normalmente a Ancelotti le sale bien, pero esta vez no fue así, y con justicia. Dicho de otro modo, el campeón de Europa suele salvarse porque sabe y puede golpear, pero permite demasiado a sus rivales. A todos.

Por otro lado, más allá del gran agujero de esta campaña para los de Concha Espina, que es solventar sus déficits en la sala de máquinas, Carletto mostró su faceta más dura en su otro debe, el de los cambios. De nuevo no hizo uso de ellos, como si lo reflejado sobre el césped le gustara en exceso; cosa sorprendente ante la ausencia de protagonismo de jugadores citados, las imprecisiones de Mendy, los huecos del trío de la medular y la escasa (o nula) profundidad por bandas. Y cuando lo hizo, se equivocó: la respuesta fue Lucas Vázquez de mediocampista en el 86 (lo de Endrick fue testimonial, en el 87), con Arda Güler sin jugar. Es decir, plan improductivo y excesivamente cauto, falto de valentía,. Cosa que pagó.

Real Madrid

Al final, para salvar el resultado que no se había ganado (el Madrid hizo un partido serio, muy serio, en defensa, pero se debe exigir algo más de creatividad), Carletto sacó a Fran García por Rodrygo en el 90, una modificación que llegó de nuevo tarde y encima no tuvo buen final: el Atleti empató poco después. El resumen, de Ancelotti al término del duelo: "Puede ser un buen punto de cara al futuro", lo cual es cierto, pero quizá no por las circunstancias y desde lugo no puede ser el objetivo, de nuevo, ramplón.