Tchouameni tiene dos problemas con Camavinga: Casemiro lo vio venir

El pivote defensivo del Real Madrid, que sigue de baja, ya tiene seria competencia

Tchouameni tiene dos problemas con Camavinga: Casemiro lo vio venir

No conocemos qué hará Carlo Ancelotti cuando sea que Aurèlian Tchouameni se recupere, pero lo que sí sabemos es que ahora mismo el Madrid, hoy por hoy, no lo echa de menos y eso es una mala noticia para el francés, pero una grata sorpresa para el Real Madrid, que ve como Carletto ha conseguido, con esfuerzo, tesón y paciencia, moldear a un centrocampista que ahora sí apunta a cosa seria en el seno blanco algo que, a la vez, agradecen Benzema y Vinicius.

Evidentemente hablamos de Eduardo Camavinga, que se ha afianzado en la posición de su compatriota y lo ha hecho en los dos envites más serios que ha tenido el equipo esta temporada: ante el Villarreal en Copa de Rey en La Cerámica cuando se venía de perder estrepitosamente ante el FC Barcelona en la Supercopa de España y frente al Athletic Club de Bilbao ayer en LaLiga, en San Mamés, ni más ni menos que en la catedral del fútbol español.

Camavinga y Tchouameni

Pensarán que es pronto para sentenciar a Tchouameni. Sí y no. No lo sentenciamos, pero sí ponemos énfasis en que Camavinga rinde y muy bien en la posición de pivote y parte de sus características, esas que por lo menos lo están haciendo muy grande en el Madrid, chocan con las virtudes de Tchouameni. Para empezar, lanza al equipo con más rapidez que el este último.
Por otro lado, hay que resaltar que, así como Camavinga resulta efectivo cerrando la posición de los otros dos medios creativos, largos, de enganche con la delantera, no ha demostrado tanto su valía precisamente en esa demarcación de la medular más adelantada, la que ocuparon ayer Ceballos y Valverde. Por el contrario, Camavinga sí es un excelente lanzador de jugadas desde atrás, puede salir con la pelota en circulación, en conducción o con cambios de juego bastante precisos, y esa virtudes las tiene en un acento más técnico que su compatriota. Es un hecho. 

Por otro lado, una de las grandes ventajas del Camavinga pivote es su gran movilidad, que le permite permutar posiciones con los otros centrocampistas y su capacidad para recuperar balones, un aspecto del juego en el que si no es el mejor de la plantilla blanca está cerca. Ambas circunstancias repercuten en los jugadores que aman los espacios abiertos, entre los que destaca sobre todos Vinicius. Parece que, además, el ex del Rennes ya se cree su papel protagonista y la prueba de ello, que ya ocurrió la temporada pasada, es que él ha sido el germen de algunas de las jugadas que acaban en gol. Es más creativo y técnico que Tchouameni, quizá menos ordenado, pero aporta electricidad y calidad en la distribución, y ahora, encima, es un recurso defensivo de primer nivel: ayer cortó y robó infinidad de ataques rojiblancos. Camavinga está creciendo y eso es un problema para su amigo, como lo fue para Casemiro, que vio como el francés aparecía en la foto de todas las grandes remontadas: su proyección, tarde o temprano, se comerá al resto de jugadores de ese perfil.