Ultimatum: La directiva decide mantenerle en el cargo hasta el finde

Si hubiese que decir cuantos matchs balls ha tenido Zidane esta temporada seguro que saldría mínimo uno, como fue el del partido del Galatasaray, donde Zizou se jugó su puesto tras los dos primeros partidos de Champions donde el Real Madrid tan solo había logrado un punto y que de no ganar en Turquía se complicaba muy mucho su continuidad en la fase de octavos de la Champions League, algo que no había sucedido nunca desde que se estreno este formato de competición a principios de los años 90, casi nada.

Pero a ese partido se le podría sumar el del Sánchez Pizjuan, donde el Real Madrid se presentaba siendo segundo de la competición liguera y de donde salió lider, pero atravesaba por aquel entonces ya una racha de juego resultados realmente mala, tenía el partido de Champions en París aún muy reciente y ese partido es de los que escuecen durante meses, y el juego de los blancos no terminaba de arrancar. Todo eso sumado daba lugar a que una hipotética derrota merengue hubiese puesto en serios aprietos la continuidad de Zinedine Zidane como técnico blanco.

Sin embargo, en ambos partidos el Real Madrid se hizo con los tres puntos, y con ello se alejaron los fantasmas que venían a recoger a Zidane. El francés sabe lo que es estar al borde del abismo y mantenerse para terminar logrando títulos, como hizo en su primera etapa como entrenador del Real Madrid y por ello el marselles en las ocasiones así mantiene la calma como muy poquitos son capaces de hacer.  

Otro que está acostumbrado a vivir en el alambre es Fran Escribá, el entrenador del Celta de Vigo que tras perder en Sevilla el pasado miércoles se jugará el puesto en el partido del domingo y todo lo que no sea sumar los tres puntos significaría con casi total seguridad ser destituido como entrenador vigués. Será el Getafe el equipo que tendrá en frente y que puede suponer su final anticipado en la ciudad gallega.