Xabi Alonso abre al Madrid a otra era, el Zidane anti Xavi y Ancelotti

Cuando existe una prueba tan fidedigna, tan palpable, como la del pasado fin de semana en el Santiago Bernabéu en el Clásico, es imposible que entre el aficionado madridista no surja el temor a un tiempo pasado tenebroso para sus intereses proveniente de la Ciudad Condal, el que protagonizaron Pep Guardiola y Luis Enrique como preparadores del Barça. Este conjunto azulgrana de Xavi trituró al Madrid como aquellos, su estancia en Barcelona va para largo y sus métodos preocupan al Madrid, que mira a su pasado para encontrar el antídoto al inconveniente que se viene desde el eterno rival; justo ese que ya nadie cree que pueda ser Ancelotti.

La más que probable salida del técnico italiano en verano, sobre todo con el 0-4 en la memoria del Madrid, no es injusta, es parte de la exigencia de este club. Tampoco lo sería por el juego blanco, que es pobre y solo se defiende desde su eficacia. Por ello es natural buscar un sustituto a la altura de lo que ya apunta a ser Xavi en el Barça, quizá un Zidane moderno: un ex jugador blanco que haga de técnico, de líder, y a ser posible que juegue bonito. Y sí, el madridismo tiene un nombre en la cabeza: Xabi Alonso.

Los méritos -posiblemente puede que incluso más que Xavi antes de llegar al Barça- los tiene, conseguidos en las categorías inferiores del Madrid (como Zizou) y desde la Real Sociedad B, a la que subió a Segunda y mantiene ahora en la pelea por la categoría. También los tiempos: se ha fogueado, como decimos, en varios frentes y acaba contrato en junio. Pero sobre todo cuadran el talante y el estilo, muy de La Roja, del fútbol control.

Como Xavi, Xabi fue parte crucial de la España del tiki-taka, la campeona del mundo y de Europa. Como él, ha jugado en su equipo (en este caso el Madrid) y, por tanto, conoce bien el club y su idiosincrasia. Además, fue un jugador del centro del campo (punto negativo de Raúl González, que también suena para la causa), que entiende esa posición como la sala de máquinas, habiendo estado a las órdenes de técnicos como el mismo Guardiola. Por otro lado, sus equipos basan su juego en la posesión y la movilidad, en tumbar al rival desde la paciencia y la suma de efectivos en campo contrario. Por todo ello Alonso ha de tenerse muy en cuenta si el Chelsea confirma en la Champions League las sospechas con Ancelotti.

Quizá por fin con Alonso se encuentre en Chamartín el buen trato del balón, el fútbol divertido y con una leyenda de la casa.