Mbappé, Luis Enrique, Dembélé, y ahora Nasser Al-Khelaïfi se enfrenta a la peor crisis del PSG
La derrota, estrepitosa, ante el Newcastle fija casi en un todo o nada el próximo duelo parisino
El Paris Saint-Germain vive momentos convulsos, los vive con su estrella, un Kylian Mbappé, apagado y sin acierto en París pero demostrando su altísimo nivel con Francia en el parón de selecciones; también con su entrenador, un Luis Enrique discutido por los últimos resultados del equipo; por Dembélé y por un largo etcétera que asienta dudas acerca del futuro de todos ellos o del acierto de los numerosos fichajes realizados en el mercado, y toda esta situación bien puede explotar el próximo miércoles.
La Champions, ese hilo de vida… y de muerte
Da igual lo que suceda los fines de semana en París o en Francia en la Ligue 1 si el Paris Saint-Germain se la pega entre semana en la máxima competición continental, y esta situación, que es una realidad propia de la misma configuración del club, ahora mismo es acuciante para los parisinos en el siguiente duelo, que será clave en el futuro del equipo en la Liga de Campeones: si caen o pinchan no habrá perdón.
Y puede que tampoco clasificación, porque el PSG está en el grupo de la muerte, donde comparte espacio con el Borussia Dortmund, el AC Milan y el Newcastle, viene de caer goleado en Inglaterra (4-1) y su siguiente duelo continental será ante un Milan (miércoles 25, 21.00, hora española) que necesita los tres puntos o al menos puntuar en el Parque de los Príncipes. Pues bien, de lograrlo los rossoneri se desataría en París una crisis sin precedentes.
No es solo que el juego y los resultados no convenzan, ni que vengan de caer en St. James Park de manera rotunda, es que, de perder o pinchar, el PSG se complicaría muchísimo su clasificación, teniendo que ir a San Siro, al Signal Iduna Park y recibiendo a los magpies en casa en la segunda vuelta de la fase de grupos. Con Mbappé y su continuidad en el alambre, con Lucho tan discutido como Ousmane Dembélé, el asalto milanista a París puede ser la sentencia prematura al proyecto de Nasser Al-Khelaïfi. Queda dicho.