El crack estalla y afea a Florentino y a Zidane: “No vine para esto”
En el Real Madrid nadie sabe ya como calmarle
Martin Odegaard no puede más. Tras varios meses viajando por los estadios de LaLiga y acumulando minutos en las gradas, ha decidido dar un paso al frente. El jugador noruego de 22 años cree que ha hecho todo lo posible por jugar en este Real Madrid y que ha sido su entrenador, Zinedine Zidane, quien no le ha correspondido con las oportunidades correspondientes.
Es por ello que ayer, tras un nuevo partido visto desde la grada (en esta ocasión la de El Sadar) Odegaard quiso dejar muy claras sus intenciones tanto a Florentino Pérez como a Zinedine Zidane. Si el mediocentro renunció a un segundo año en la Real Sociedad, donde era titular indiscutible, no fue para ser eterno suplente en este Real Madrid ni mucho menos. Quiere salir y que sea ya. La respuesta de Florentino Pérez ha sido la de que tenga paciencia, algo que cada vez agobia más al noruego porque ve que los meses van pasando y su situación no cambia.
Lo cierto es que Zidane no contaba con que Luka Modric estuviese a un nivel tan espectacular como lo está en esta temporada y eso le ha cerrado muchas puertas a nuestro protagonista. Zidane, que ha hablado en muchos entrenos con Odegaard para pedirle lo mismo que hizo ayer Florentino, paciencia, sabe que Odegaard está decidido a salir en enero a un club donde tenga más oportunidades. No le culpa por ello, pero Zizou es consciente de que no puede prescindir de él ya que cuando Modric baje fisicamente tendrá que tirar de Odegaard.
En el Madrid no saben como calmar al 21 del Real Madrid y se temen que finalmente acabe viniendo con la oferta de algún club interesado en la cesión por medio año, lo que complicaría todo sobremanera. Por el momento, eso no ha ocurrido y ahora llega la disputa de un nuevo título: la Supercopa de España en Andalucía. Tanto el próximo jueves (semifinales contra el Athletic de Bilbao) como el domingo si pasa a la final, Zidane tendrá la oportunidad de intentar convencer a Odegaard de que aún confía en él de la única forma posible para ello: dándole minutos en lugar de que siga conociendo las gradas.