Cristiano Ronaldo está hundido y busca soluciones lejos de Turín

La resaca de la segunda jornada de la Champions League ha desatado una ira de reacciones de lo acontecido en ella. La más pronunciada, la que conllevó el cabreo de Cristiano Ronaldo con su equipo tras perder de una forma bochornosa en su propio feudo frente al FC Barcelona, un equipo que llegaba con la moral por los suelos tras la última derrota en El Clásico.

A pesar de que él no puedo disputar el partido tras haber dado positivo por COVID, no ha querido dejar correr la derrota y ha exigido una toma de decisiones drástica tanto a Andrea Pirlo como a Andrea Agnelli. La Juventus lleva varias temporadas en las que, pese a haber dominado en el campeonato doméstico, no ha rendido de igual forma en la máxima torneo europeo y cada año parece que la cosa va a peor. Aunque sigue trabajando en incorporar a grandes jugadores en cada mercado, el equipo ha perdido la esencia histórica que le ha colocado como uno de los grandes escollos en la lucha por la orejona, algo que está terminando con la paciencia de CR7.

El astro luso ya mantuvo durante el paso periodo estival un tira y afloja con la directiva turinesa ante los pocos que refuerzos que estaban llegando al club. No obstante, con las incorporaciones en el último momento de Federico Chiesa y de Álvaro Morata la situación se tranquilizó.

Tras unas semanas de calma, ha regresado la tormenta al conjunto bianconeri. Los números le avalan, él es el único que está dando la talla en la Juventus, pero él solo no puede contra toto y todos. Paulo Dybala, su mejor socio, está rindiendo a un nivel muy por debajo de lo esperado y el flamante fichaje del ariete español tampoco está resultando eficiente. El equipo se ha sumido en una gran crisis cuyo final alberga dos vías posibles: que la directiva tome cartas en el asunto y dé un toque de atención a los principales efectivos de la plantilla instándoles a cambiar el chip y amenazándoles con realizar nuevos movimientos en el mercado invernal, entre ellos Andrea Pirlo; o que Cristiano Ronaldo haga la guerra por su cuenta y, si la situación no mejora, ponerse automáticamente en la rampa de salida y ofrecerse para ser el mejor refuerzo de alguno de los clubes que aún sueñan con incorporarle, como el PSG o el Manchester United.