Charlene de Mónaco fue interceptada por orden de Alberto II, cuando intentaba huir a Sudáfrica
El plan de la Princesa de Mónaco era el de comenzar de cero en su país natal
Hace ya 13 años del momento que más ha marcado la vida de Charlene de Mónaco, el día en el que dio el sí quiero a Alberto II y en el que, entre lágrimas sabía que se estaba condenando a una vida llena de depresiones, malestar psicológico y toda una serie de infidelidades y escándalos por parte de Alberto de Mónaco que, no por ser su marido, dejaría de tener múltiples aventuras extramatrimoniales a espaldas de una Charlene que lleva 13 años sumida en un auténtico infierno, en el que se metió por ansia de poder y dinero.
Tal ha sido el malestar que ha acumulado a lo largo de los años, que Charlene ha sido interceptada en múltiples ocasiones, por los servicios de inteligencia de Mónaco, cuando trataba de huir del principado para volver a Sudáfrica y así dejar atrás su fallida relación con Alberto de Mónaco, algo que nunca logró, ya que la orden de Alberto era la de no dejar escapar bajo ninja circunstancia a su mujer.
Intentos de huida antes y después de casarse
Nadie se olvida de las amargas lágrimas de Charlene en el día de su boda, donde aparición visiblemente afectada por el hecho de casarse con un hombre al que, lejos de amar, detestaba completamente. Unas lágrimas que camufló al decir que eran por los nervios, pero que, realmente, venían dadas por el hecho de saber que su vida apuntaba a un infierno que ha sido todavía peor de lo que ella se esperaba.
Y es que, el infierno ha sido de tal magnitud que, según apuntan fuentes en Francia, Charlene habría intentado huir de Mónaco tanto antes como después de su boda, un plan que siempre le acabó saliendo mal, ya que los servicios de inteligencia de Mónaco evitaron siempre que Charlene huyera a Sudáfrica.
Una vida recluida por orden de Alberto
Al fin y al cabo la vida de Charlene se ha convertido en la de una mujer que vive absolutamente recluida y amenazada por un Alberto de Mónaco que tiene bajo su control, todos y cada uno de los movimientos de su esposa, con la que, a pesar de no compartir nada de su vida, sí que comparte un matrimonio que no puede romperse. Situación que ha llevado a Alberto a mantener un control obsesivo sobre la vida de su esposa, Charlene.
Así pues, no han sido pocos los intentos de Charlene de Mónaco de huir del país, un plan para volver a Sudáfrica que ha fracasado en múltiples ocasiones, ya que Alberto, tiene decidido que no permitirá que su mujer rompa su matrimonio.