Charlene de Mónaco vive con su novio y sus hijos, Jacques y Gabriela sin saber nada de Alberto II
La vida de Charlene pasa por lo más lejos posible de Alberto de Mónaco
Desde sus primeros momentos como pareja de Alberto de Mónaco, Charlene ha visto como su vida como Princesa consorte de Mónaco no iba a ser tan fácil y feliz como se pudiera imaginar. Pues, está pasando una vida de pareja que es un auténtico infierno por culpa de las infidelidades y escándalos de un Alberto II que le ha provocado una grave adicción a los ansiolíticos y somníferos.
Ante esta situación, el matrimonio entre ambos es una auténtica farsa, hasta el punto de que no existe ningún tipo de relación de pareja entre ambos, sino que solamente hay un papel que dice que son marido y mujer. Ya que, ni conviven ni comparten nada más allá de los actos institucionales en los que su presencia es requerida. Llevando a Charlene a tratar de reconstruir su vida desde la sombra.
Vida con otro hombre y con sus hijos
En este sentido, la vida de Charlene habría dado un giro radical en los últimos años. Pues, lejos de asumir una vida pegada a los fármacos y conviviendo con las amantes de su marido, Charlene decidió mudarse, junto a sus hijos, Jacques y Gabriela para estar sola o bien, como han desvelado desde Francia, vivir junto a un novio con el que trataría de olvidar la vida que ha tenido junto a un Alberto al que no quiere ni ver.
De hecho, como le pidieron sus médicos, Chalrene ha intentado tener contacto cero con su marido, al cual detesta y al que tampoco quiere permitir ver a sus hijos. Los cuales no saben prácticamente nada de su padre, el cual ha dado más lujos a sus hijos ilegítimos que a los que tuvo con Charlene. Una situación que acabó de defraudar a la Princesa de Mónaco que ha dicho basta a las lamentables actitudes de Alberto.
Camino de la recuperación
Pese a que por ahora su vida ha estado plagada de recaídas, Charlene quiere dejar de una vez su adicción a los fármacos. Los cuales le han arruinado parte de su vida. Una vida a la cual accedió por su ansia de dinero y poder y de la que ahora no puede salir, sino que solo puede tratar de escapar mediante una vida paralela junto a un desconocido novio y sus hijos.
Así pues, Charlene ya tiene claro que el camino para acercarse a una vida mínimamente feliz es el de alejarse de Alberto y tratar de construir en la sombra una nueva vida junto a su novio y sus hijos.