El CNI organizó una misión en Rumanía para salvar a Juan Carlos I
El CNI llevó a cabo una operación confidencial para proteger los intereses de la monarquía española

La figura de Juan Carlos I ha vuelto a estar en el centro de la polémica mediática. A pesar de haber dejado atrás el trono, los últimos escándalos en los que se ha visto envuelto siguen causando revuelo. Recientemente, se reveló que el emérito había creado una fundación en Abu Dabi para asegurar que el patrimonio de las infantas Elena y Cristina no terminara en manos de la Hacienda Pública española. Además, se ha especulado sobre la publicación de sus memorias antes de finalizar el año, lo que ha puesto aún más foco sobre su figura.
Sin embargo, uno de los escándalos más dañinos para la Casa Real ha sido la publicación de fotografías que corroboran las infidelidades de Juan Carlos I. Una revista holandesa publicó imágenes en las que el emérito aparece besándose con la vedette Bárbara Rey, en un balcón de su casa. La relación entre ellos ha sido siempre un tema de especulación, pero estas fotos parecían confirmar una relación amorosa que ha sido ignorada o encubierta durante años. A lo largo de su vida, se ha hablado de las múltiples mujeres con las que mantuvo relaciones, y algunas incluso han reclamado dinero en concepto de chantaje.
La misión secreta en Rumanía
El pasado de Juan Carlos I no solo estuvo marcado por sus escarceos amorosos, sino también por sus vínculos políticos. Durante la dictadura de Nicolae Ceaușescu, el emérito mantuvo una estrecha relación con el líder rumano. Se sabe que Ceaușescu grababa a todos los políticos y reyes que visitaban Rumanía, algo que preocupó sobremanera a los servicios secretos occidentales. El monarca español, al igual que otros, era consciente de que estas grabaciones podían comprometer su imagen y la seguridad de España.
El CNI, bajo la dirección de Emilio Alonso Manglano, decidió actuar. Para evitar que los comprometedores vídeos salieran a la luz, se organizó una misión secreta en la que participaron cuatro agentes jóvenes, dos hombres y dos mujeres. Estos espías lograron infiltrarse y evitar que las grabaciones se hicieran públicas, protegiendo así tanto a la figura de Juan Carlos I como a las instituciones españolas. La operación, que pasó desapercibida en su momento, es un ejemplo claro de cómo los servicios secretos españoles protegieron los intereses del Estado y la monarquía en una época de gran tensión política.