Empleados de Zarzuela untaban con ajo los dedos a Leonor por una enfermedad heredada de su padre
La princesa Leonor habría heredado de su padre, el rey Felipe VI, el hábito de morderse las uñas.
En el universo aristocrático, los mínimos detalles pueden transformarse en grandes relatos. Este es el caso de la princesa Leonor, que aparentemente ha adoptado de su progenitor, el rey Felipe VI, una costumbre rara pero sorprendentemente habitual: la onicofagia. Este trastorno, que implica morderse las uñas de manera obsesiva, ha originado técnicas ingeniosas e incluso convencionales para tratar de controlarlo.
De acuerdo con rumores, en los años iniciales de Leonor, ciertos trabajadores de la Casa Real Española habrían utilizado una costumbre milenaria: poner ajo en los dedos para prevenir que los mordiera.
La herencia de un hábito difícil de controlar
La onicofagia es una costumbre que impacta a millones de individuos a nivel global, incluyendo personalidades públicas como el monarca Felipe VI. Esta conducta, frecuentemente vinculada al estrés o a la ansiedad, no hace distinciones entre los ciudadanos ordinarios y los integrantes de la aristocracia. Para Felipe, se ha rumoreado que este comportamiento compulsivo ha sido perceptible en múltiples ocasiones, con el monarca intentando esconder sus manos en eventos públicos.
Como su padre, la princesa Leonor parece haber demostrado esta costumbre, particularmente en su niñez. De acuerdo con ciertas fuentes, sus uñas de corta longitud y la piel circundante enrojecida indicaban que la joven heredera podría estar lidiando con este trastorno.
Frente a la inquietud de que esta práctica se mantenga, algunos trabajadores de Zarzuela optaron por utilizar un método que, a pesar de ser tradicional, aún se aplica en algunos hogares: poner ajo en las uñas. Este fármaco hecho en casa, famoso por su potente sabor y aroma, se emplea como un tónico natural para aquellos que suelen morderse las uñas.
Ajo, un método con historia
No es una novedad el empleo de ajo para luchar contra la onicofagia. Este componente ha sido utilizado por generaciones por las familias para tratar de frenar el hábito en niños y adultos. El intenso gusto del ajo, sumado a su fragancia intensa, provoca que morder las uñas se transforme en una experiencia incómoda, disminuyendo de esta manera la motivación para seguir con la conducta.
Para Leonor, este procedimiento se habría utilizado en su niñez, en un esfuerzo por ayudarla a superar el hábito antes de que se transformara en un problema de mayor envergadura. A pesar de que no se tiene claro si esta táctica produjo resultados definitivos, es un ejemplo de cómo las costumbres populares pueden alcanzar incluso los sectores más íntimos de la sociedad.
A pesar de que técnicas como el ajo pueden resultar útiles para algunos, la onicofagia es un trastorno complicado que frecuentemente necesita una atención más detallada. Para la princesa Leonor, su rol de futura reina y las obligaciones que esto implica podrían ser elementos que intensifiquen su ansiedad y, junto con ella, esta costumbre.
No obstante, lo crucial es que tanto Leonor como otros que se encuentran en esta situación hallen tácticas que les resulten beneficiosas, ya sean tradicionales, como la aplicación del ajo, o contemporáneas, como la terapia psicológica. En esencia, este relato evidencia que, a pesar de que la realeza pueda parecer lejana, también se topa con dificultades compartidas, gestionándolas de maneras que vinculan con la humanidad común de todos.