Iñaki Urdangarin pidió ayuda a la Iglesia para quitarse de encima a la infanta Cristina

Confesiones en prisión, búsqueda de apoyo espiritual y el inicio de un cambio silencioso pero decisivo

Iñaki Urdangarin pidió ayuda a la Iglesia para quitarse de encima a la infanta Cristina

El 17 de febrero de 2017 marcó un antes y un después en la vida de Iñaki Urdangarin. Ese día, la Audiencia de Palma lo condenó a más de seis años de cárcel. Malversación, fraude, prevaricación... Los titulares eran demoledores. Aunque la infanta Cristina fue absuelta, su imagen quedó marcada para siempre.

Aquel juicio no solo puso al exduque en el banquillo. También arrastró al ojo público a una de las ramas más discretas de la familia real. Desde entonces, nada volvió a ser igual. Ni para él, ni para ella, ni para sus hijos.

Urdangarin ingresó en prisión en junio de 2018. Lo hizo en condiciones que nada tenían que ver con la de un preso común. Era el único hombre en una cárcel de mujeres, en un módulo casi exclusivo. Más que una celda, tenía algo parecido a un pequeño apartamento: sala de estar, televisión, bicicleta estática… incluso cafetera. Un aislamiento cómodo, sí, pero que acabó pasándole factura.

Iñaki Urdangarin

El capellán y la ruptura

Según reveló el periodista Nacho Gay en su libro Urdangarin, relato de un naufragio, fue durante su tiempo en prisión cuando Iñaki se quebró. La soledad, el encierro y la presión mediática hicieron mella. En ese contexto, buscó apoyo espiritual. Y lo encontró en el capellán del centro.

Fue a él a quien confesó sus pensamientos más íntimos. Entre ellos, el peso de su matrimonio. Llegó a entregarle un documento donde, negro sobre blanco, plasmaba sus inquietudes. La relación con la infanta Cristina ya no funcionaba. Y él lo sabía.

Quería empezar de nuevo. Romper con todo. Incluso con su pasado como parte de la familia real. Según esos relatos, Urdangarin no solo buscaba consuelo. Buscaba una salida. Y la encontró, en parte, en la fe.

Hoy, años después de su condena, su vida ha dado un giro radical. Ya no vive con la infanta. Tampoco se esconde. Pero aquel momento, cuando pidió ayuda a la Iglesia para alejarse de Cristina, marcó el comienzo del fin. O, quizás, el principio de su nueva vida. 

Una decisión silenciosa, pero profundamente significativa: Iñaki ya no quería ser el hombre que una vez fue, ni seguir atado a un matrimonio que sentía agotado; buscaba redención, paz y una vida lejos de los focos que lo consumieron.