Irene Urdangarin se hace su primer retoque estético en Madrid
Un nuevo paso en la vida de Irene Urdangarin que no ha pasado desapercibido

Irene Urdangarin ha decidido dar el paso. La hija menor de la infanta Cristina y Iñaki Urdangarin se ha sometido a su primer retoque estético en una clínica de Madrid. Con tan solo 19 años, la joven ha optado por un tratamiento no invasivo para reducir sus cartucheras, una parte de su cuerpo que siempre le ha generado inseguridad.
Desde hace tiempo, Irene arrastra un fuerte complejo por su figura, en especial por las caderas anchas que ha heredado de su madre. Ni las dietas estrictas ni las rutinas de ejercicio han logrado darle el resultado que buscaba. Tras mucho insistir, ha conseguido que la infanta Cristina acceda a su petición. No ha sido fácil, ya que su madre no veía con buenos ojos este tipo de tratamientos, especialmente en una chica tan joven.
Una decisión que preocupa a la infanta Cristina
La infanta Cristina vive con cierta preocupación el momento vital de sus hijos. En especial, por la inestabilidad de Irene y Miguel. Ambos están pasando por una etapa de desubicación. Por eso, tomó la decisión de enviarlos a Reino Unido con su hermano Juan, lejos del foco mediático y de una vida sin rumbo en Zarzuela. Irene, además, no logró superar las pruebas de acceso a la Universidad de Lausana, lo que la llevó a tomarse un año sabático.
Fue durante este tiempo cuando comenzó a insistir con hacerse un retoque estético. Su madre se negó en varias ocasiones, pero finalmente, tras dos años de insistencias, ha cedido. Eso sí, la intervención fue algo leve. Un tratamiento rápido con ácido hialurónico que no requiere quirófano. La infanta la acompañó a la clínica, aunque con sentimientos encontrados.
Cristina, marcada por una experiencia traumática familiar —la muerte de su abuela, la reina Federica, tras una operación ocular—, nunca ha sido amiga de la estética. Solo se ha quitado una verruga del rostro en toda su vida. Sin embargo, ahora le ha tocado aceptar que los tiempos han cambiado… y que su hija también. Irene ha salido sonriente de la clínica. No ha sido nada grave, pero para ella, este pequeño gesto significa mucho.