Irene Urdangarin se queda sin el dinero que le pasa cada mes su abuelo

Hace semanas que nos hacemos eco del complicado rumbo que ha comenzado a tomar la vida de Irene Urdangarin. La menor de los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin nunca fue una estudiante modélica ni especialmente brillante. Sin embargo, nunca destacó por acumular suspensos y fracasar en sus estudios. Algo que sí que está sucediendo en el primer año de Irene Urdangarin en la Universidad de Oxford, donde ha dejado absolutamente de lado su formación académica, para centrarse en el ocio y en la noche londinense.

En este sentido, el delicado rumbo que ha tomado la vida de Irene Urdangarin no solo preocupa a sus padres, sino que también ha comenzado a molestar y a dejar muy intranquilo a Juan Carlos I. Y es que, es el emérito el que está haciendo el esfuerzo de poner más de 40.000 euros encima de la mesa para que Irene pueda estudiar la carrera que desea en una de las universidades más prestigiosas del mundo. Una gran oportunidad que la benjamina del clan Urdangarin está dejando pasar.

Juan Carlos I toma una decisión drástica contra Irene

Para tratar de fomentar una reacción por parte de Irene Urdangarin, fuentes cercanas a la Casa Real, aseguran que Don Juan Carlos ha optado por retirar la ayuda económica a Irene para así hacer que se vuelva a centrar en los estudios. El emérito es consciente de que su nieta se funde todo el dinero en la noche de Londres y hasta que no demuestre que tiene interés en estudiar, no volverá a ver ni un solo euro de parte de su abuelo.

Ante esta situación, Irene Urdangarin ya sabe que si quiere recuperar el apoyo y la confianza de su abuelo materno, deberá volver a ponerse manos a la obra y dedicarse en cuerpo y alma en sus estudios en la Universidad de Oxford y así poner en valor el dineral que se ha estado gastando Juan Carlos I.

Así pues, como castigo por el nulo interés demostrado en los estudios, Irene Urdangarin ha perdido la paga mensual recibida de parte de un Juan Carlos I que no quiere que su nieta sea una malcriada y que, como pasó con Victoria Federica, se centre en todo menos en su desarrollo académico y profesional.