Juan Carlos I aprovechó su amistad con Adolfo Suárez para acostarse con la estrella de los años 70
Un triángulo de conveniencia: Adolfo Suárez, el nexo entre el rey emérito y Bárbara Rey.
Las aventuras amorosas de Juan Carlos I han sido durante décadas un secreto a voces en los pasillos del poder. Aunque los rumores se mantenían en silencio oficial, el tiempo ha sacado a la luz historias que revelan el lado más controvertido del rey emérito. Entre estas, destaca el romance clandestino con Bárbara Rey, la famosa reina del “destape” de los años 70, que habría sido facilitado nada menos que por Adolfo Suárez, el primer presidente del gobierno español tras la dictadura de Franco. La historia toma tintes de película: una vedette, un rey y un político en un triángulo de conveniencia y secretos.
Según la periodista Pilar Eyre, Suárez presentó a Juan Carlos I y a Bárbara Rey en una velada que parecería inocente a cualquier espectador externo, pero que ocultaba un propósito no tan ingenuo. Con un guiño, Suárez le dijo al monarca: “Señor, os presento a una amiga, Bárbara Rey. Es de Totana y actriz, pero tiene mucha clase”. Este encuentro dio paso a una relación que duraría años, una relación tan apasionada como secreta, donde la discreción era la regla de oro y el sigilo, el protagonista.
Encuentros clandestinos y el papel de Adolfo Suárez como cómplice
No fue solo una presentación casual. Cuentan las fuentes que Adolfo Suárez se convirtió en cómplice del romance y organizaba citas en pisos discretos para el rey y la actriz, lejos de las miradas curiosas. Uno de los lugares preferidos era un piso en Majadahonda, uno de los “picaderos” del ex monarca donde cada detalle estaba pensado para su comodidad y la de su “invitada especial”. Bárbara Rey lo esperaba con vino Vega Sicilia, jamón ibérico y los exclusivos puros Cohiba que tanto le gustaban a Juan Carlos I. La vedette conocía bien los gustos del monarca y sabía cómo hacer que cada encuentro fuera inolvidable. Las reuniones eran frecuentes y apasionadas, y todo un equipo de seguridad se aseguraba de que nadie tuviera la menor sospecha. El nivel de preparación y la red de protección que envolvía estos encuentros hablan del poder que Juan Carlos I ejercía, no solo en su vida pública, sino también en su vida privada.
El final de un romance intenso y la explosión del escándalo
Años después, en 1994, el romance llegó a su fin. Bárbara Rey, harta de compartir al monarca con otras mujeres, le exigió exclusividad. Pero el rey, conocido por su gusto por la vida de excesos, no estaba dispuesto a renunciar a su estilo de vida. Fue entonces cuando Bárbara decidió acabar con la relación, dejando atrás años de encuentros furtivos y secretos.
Sin embargo, el escándalo no terminó allí. Con el paso del tiempo, esta historia ha sido confirmada y expuesta por diversas fuentes, incluida la propia protagonista y su hijo, Ángel Cristo Jr. En las últimas semanas, él ha estado revelando grabaciones y fotografías que evidencian el romance del rey emérito con la vedette, lo que ha dejado a Juan Carlos I en una posición comprometida, especialmente por sus afirmaciones sobre la naturaleza de su relación con la reina Sofía. Estos audios e imágenes han alimentado los rumores que, durante años, habían permanecido en el terreno de la especulación, destapando una de las facetas más polémicas del ex monarca.