Juan Carlos I explica a sus dos hijas que la enfermedad le está venciendo
El Rey emérito se ve como un monarca vencido y débil
Juan Carlos I está acusando un declive constante desde que en 2014, por orden de Felipe VI, el que fuera Rey de España durante cinco décadas se vio obligado a dar un paso al lado, para que fuera su hijo el que tomara las riendas de la Casa Real y tratara de salvar una institución que, por culpa de las malas decisiones de Juan Carlos I, comenzaba a perder la confianza de la población. Un declive, el del emérito, que se agravó cuando en 2020 tuvo que abandonar España, por orden directa de Felipe VI, que lo obligó a exiliarse en Abu Dabi, donde ahora vive rodeado de lujos, pero sin ser feliz.
La realidad es que Juan Carlos I se siente derrotado y considera que su final no está a la altura de un Rey como él, que brindó a España la democracia y que vivió varios de los periodos más importantes de la historia del país. Sin embargo, por su hijo y sus malas decisiones ahora está obligado a vivir lejos de su tierra, abandonado por todos y luchando contra unos problemas físicos que los tienen postrado en una silla de ruedas y sin poder hacer la vida que él quiere. Hecho que ha provocado que Juan Carlos I comience a desarrollar un cuadro de depresión en Abu Dabi.
El emérito se siente solo y desamparado en Abu Dabi
Si bien es cierto que en su mansión de Abu Dabi cuenta con todas las comodidades y lujos que podría llegar a imaginar, la realidad es que ni el gimnasio, ni la piscina ni las decenas de empleados que tiene a su disposición son suficiente para él. Y es que, Juan Carlos se siente solo. No puede ver a los suyos porque no están siempre con él. Elena y Cristina tienen sus vidas entre España y Suiza y no pueden vivir en Abu Dabi con su padre, que sin sus hijas, se encuentra sumido en la soledad más absoluta.
Y es que, por si sentirse solo no fuera suficiente para el emérito. El hecho de estar en una silla de ruedas sin poderse valer por él mismo es otro inconveniente para Juan Carlos I, que tiene pánico absoluto a acabar falleciendo como un rey derrotado que ni se podía mover y que fue incapaz de volver a su país, en sus últimos momentos de vida.
Así pues, ante la dramática situación de Juan Carlos I, el emérito ya ha hecho saber a sus hijas, Elena y Cristina, que sus problemas están comenzando a ser demasiado para él, que mentalmente ya ha comenzado a decaer, por el hecho de sentirse incapaz y derrotado por su situación.