Juan Carlos I llamó a su hija el domingo llorando
Juan Carlos I recibe el último informe médico y las noticias no son buenas
Juan Carlos I preocupa profundamente a sus tres hijos. Hace aproximadamente un mes, estos se reunieron de manera urgente en el Palacio de la Zarzuela para abordar el futuro de sus padres, cuya salud comienza a resentirse debido a la avanzada edad. En el caso del emérito, uno de los principales inconvenientes es la distancia. Desde 2020, reside en el exilio debido a diversas polémicas, pero su delicado estado de salud actual plantea serias dudas sobre la conveniencia de mantenerlo a miles de kilómetros de España. Según expertos en temas de la Casa Real, como Jaime Peñafiel, sería una gran humillación para su hijo, el rey actual, y para la institución monárquica si Juan Carlos I falleciera fuera del país. Por ello, se está considerando la posibilidad de su regreso a España en un futuro próximo. Mientras tanto, sus viajes al país son cada vez más frecuentes y sus estancias más prolongadas. Sin embargo, en caso de volver, no residiría en Zarzuela, sino en una vivienda cercana o incluso en Galicia. También se contempla la opción de que se establezca en un país europeo más próximo, como Portugal o Suiza.
El esposo de la reina Sofía está profundamente afectado tras recibir su último diagnóstico médico, lo cual preocupa especialmente a su entorno. Uno de los aspectos más alarmantes son sus episodios depresivos. Juan Carlos I rechaza la idea de verse como un rey derrotado, pero el paso del tiempo es implacable. A pesar de su poder y su fortuna, no puede escapar de los estragos del envejecimiento. Los médicos le han comunicado de manera directa que deberá usar una silla de ruedas de forma permanente. Con el tiempo, no podrá caminar. Durante años, ha recurrido a tratamientos innovadores de medicina regenerativa, incluyendo terapias con células madre y plaquetas, pero estas ya no están surtiendo efecto.
Malas noticias para Juan Carlos I en su último informe
El emérito es consciente de que se acerca el final de su vida y de que probablemente terminará postrado en una cama, sin poder realizar las actividades que siempre disfrutó, como viajar, beber alcohol o estar rodeado de mujeres. Según ha confesado a personas cercanas, en esas condiciones preferiría morir, aunque sabe que ese momento no está en sus manos.
Anímicamente, Juan Carlos I está atravesando un periodo muy difícil. Sus hijos son conscientes de su estado y evalúan la posibilidad de que deje Abu Dabi, aunque este lugar le ha permitido mantenerse alejado de problemas fiscales, como las declaraciones sobre su considerable patrimonio. Cuando su ánimo decae, el exmonarca se recluye en una zona de su residencia, equipada con todas las comodidades, y evita recibir visitas, incluyendo la de Marta Gayà. Para él, ser visto en este estado es inaceptable, ya que no desea ser recordado como un rey vencido.