Juan Carlos I pasa una pensión a dos viudas que se quedaron embarazadas y las 2 aceptaron abortar
El exmonarca otorgó pensiones vitalicias a dos mujeres en compensación por su silencio sobre una relación oculta, mientras otras mujeres no siguieron el mismo camino.

Juan Carlos I siempre ha sido un personaje envuelto en polémicas y controversias. No únicamente por su mandato en la monarquía española, sino también por las repercusiones de su vida privada. Una de las historias menos conocidas, pero igual de significativa, es la de dos mujeres con las que mantuvo relaciones fuera del matrimonio y a las que, tras ciertos eventos, les proporcionó pensiones vitalicias como parte de un pacto tácito de fidelidad.
Se sabe que estas mujeres tuvieron un embarazo durante su relación con Juan Carlos. No obstante, ambas accedieron al aborto con la garantía de una compensación financiera a largo plazo. Este pacto no solo tenía que ver con el bienestar financiero de las mujeres, sino también con su fidelidad hacia el exmandatario, quien les solicitó preservar su relación y su herencia en secreto. Por su silencio, el exrey les habría concedido pensiones generosas que garantizaban una estabilidad económica para el resto de sus vidas.
La lealtad y la valía del silencio
No todas las mujeres que tuvieron contacto con Juan Carlos I optaron por mantener su fidelidad hacia el monarca. Aunque las dos viudas que aceptaron el trato con él respetaron su parte del acuerdo, otras mujeres no adoptaron el mismo comportamiento. Algunas optaron por hablar o divulgar detalles de sus vínculos con el monarca, lo que desencadenó escándalos públicos que deterioraron aún más su prestigio.
Este contraste entre las mujeres que optaron por mantener su silencio y las que no lo hicieron subraya la disparidad en los intereses individuales y las repercusiones de preservar o romper estos pactos secretos. Según Juan Carlos, estas relaciones no solo implicaban cuestiones emocionales, sino también la preservación de la imagen pública de la monarquía, un aspecto que siempre se puso por encima de sus elecciones individuales. Las mujeres fieles, que preservaron sus secretos, recibieron un premio en forma de pensión que les aseguraba una vida confortable.
Por su parte, los que optaron por desvelar la verdad acerca de su vínculo con el monarca no obtuvieron el mismo trato. Sus relatos, frecuentemente divulgados en los medios, sometieron a Juan Carlos a un análisis público que perjudicó aún más su reputación y la de la familia auténtica. Estos comportamientos de infidelidad no fueron perdonados con facilidad y, en ciertas situaciones, las mujeres fueron privadas de cualquier tipo de retribución financiera.
Consecuencias a largo plazo
El sistema de retribuciones y secretos que envuelve a Juan Carlos I no solo dejó una huella de vínculos desmantelados, sino que también definió su herencia como monarca. Las pensiones vitalicias concedidas a estas dos mujeres y el trato que obtuvieron resaltan el esfuerzo del monarca por salvaguardar su reputación y mantener el control sobre las circunstancias que podían dañar a la Casa Real.
No obstante, a largo plazo no todo resultó gratificante, dado que los escándalos vinculados a su deslealtad y la ausencia de claridad terminaron impactando seriamente en la imagen pública de su mandato. Actualmente, los vestigios de estos pactos secretos y las leyendas ocultas continúan siendo un episodio sombrío en la vida del exmonarca.