La infanta Cristina y Elena fueron quienes pidieron a su madre que dejara de verse con su amante

A veces, las decisiones más difíciles se toman en silencio y por amor

La infanta Cristina y Elena fueron quienes pidieron a su madre que dejara de verse con su amante

Desde hace años, la reina emérita Sofía ha sido retratada como una figura digna, reservada y siempre leal a la institución. Pero detrás de esa imagen hay una historia personal mucho más compleja. Según Pilar Eyre, reconocida periodista especializada en la monarquía, Sofía mantuvo una relación cercana y duradera con Alfonso Díez, viudo de la duquesa de Alba.

La conexión entre ambos habría empezado como una amistad, en los tiempos más duros para la reina, cuando los escándalos de Juan Carlos I no daban tregua. Sofía encontró en Alfonso un confidente, un aliado emocional. Para muchos, solo fue un respiro pasajero. Pero Eyre insiste: lo que parecía una aventura fugaz se convirtió en un lazo profundo. No hay pruebas de una relación formal, pero sí de un vínculo sincero y constante.

El pasado amoroso de Sofía también lo respalda. Su primer gran amor fue Harald de Noruega. Juan Carlos, dicen, fue la segunda opción, impuesta más por deber que por pasión. Tras el desmoronamiento del matrimonio, no ha estado sola. Ha tenido compañeros, algunos discretos, otros no tanto. Pero la relación con Díez fue, al parecer, la que más incomodó a sus hijas.

Reina Sofía

La presión de Cristina y Elena

A pesar del silencio oficial, hay detalles que han comenzado a salir a la luz. Según fuentes cercanas, fueron las infantas Cristina y Elena quienes intervinieron directamente. No les gustó la cercanía de su madre con Alfonso Díez. No por celos, sino por respeto a la figura de su padre y la imagen de la corona. Le pidieron que terminara la relación. Lo hicieron en privado, con firmeza, pero sin escándalos.

No era la primera vez que los hijos de una figura de la realeza veían con recelo a Alfonso. Ya durante su relación con Cayetana de Alba, los herederos de la duquesa dudaban de sus intenciones. Sin embargo, Sofía lo veía con otros ojos. Para ella, Alfonso era un refugio, alguien que no la juzgaba y que la trataba como mujer, no como reina. Hoy, esa historia queda entre sombras. Nadie habla, pero el silencio también dice mucho. Quizás, en medio del protocolo y los años de sacrificio, Sofía solo buscaba un poco de libertad.