La infanta Elena es conocida por la doble vida que lleva en la noche de Madrid
La imagen pública de Elena tiene poco que ver con su verdadera vida

La infanta Elena siempre ha sido la hija favorita de Juan Carlos I. El emérito estaría encantado de que hubiera sido ella su heredera al trono. La ve como una mujer recta y con la cabeza perfectamente amueblada como para estar al frente de la Casa Real. En este sentido, la hija mayor de Don Juan Carlos siempre ha sido capaz de proyectar una imagen muy seria sobre su persona. Alejada de los escándalos y considerada, por muchos, como una mujer poco alegre y especialmente sobria. Una imagen que poco o nada tiene que ver con la realidad.
En este sentido, a pesar de que siempre ha destacado por ser una mujer absolutamente devota a nivel religioso, la infanta Elena nunca se ha contenido a la hora de disfrutar de la vida nocturna. La mayor de los tres hijos de Juan Carlos I, siempre ha sido una gran aficionada de la noche de Madrid, por donde ha bailado por todos y cada uno de los locales que ha tenido a su plena disposición. Donde es archiconocida por su pasión por el baile y las artes escénicas.
Sin embargo, todo tiene su cara negativa. Pues, mientras que no hay nada de malo en disfrutar de la música, espectáculos y de bailar, a la infanta Elena también se le ha ido, en varias ocasiones, la mano con el consumo de alcohol. La hija de Juan Carlos I ha tenido que ser rescatada, en múltiples ocasiones, bajo el efecto de la bebida y en condiciones impropias de un miembro de la Casa Real.
La infanta Elena es conocida en varios locales nocturnos de Madrid
La realidad es que no son pocos los locales nocturnos en los que conocen muy bien a la infanta Elena. La hija mayor de los eméritos siempre ha destacado por mostrar una cara muy diferente cuando sale de noche. Ahí es una mujer animada, divertida y dicharachera. Algo absolutamente contrario a lo que aparenta cada vez que es vista en cualquier acto oficial.
Así pues, mientras que de día es una mujer recta, seria y aparentemente aburrida, la infanta Elena se transforma para convertirse en el alma de la fiesta cada vez que sale por la noche de Madrid, donde ya conocen de sobra la verdadera personalidad de la hija de Juan Carlos I.