La infanta Elena ordena transferencias de cantidades de dinero desorbitadas cada fin de mes
La madre de Froilán gestiona las desorbitadas cantidades que su padre transfiere desde Abu Dabi.
Desde la abdicación de Juan Carlos I en 2014, las grietas en la familia real española no han hecho más que agrandarse. La infanta Elena, antaño una figura discreta y leal a su hermano Felipe VI, ha ido alejándose progresivamente de la Zarzuela. Aunque en su día mostró orgullo durante la proclamación de su hermano como rey, la realidad actual dista mucho de aquella imagen de unidad que se proyectaba al mundo.
El control del dinero de Juan Carlos I ha sido uno de los puntos clave en esta ruptura. El emérito, exiliado en Abu Dabi desde 2020, habría establecido un complejo sistema de fundaciones opacas para asegurar que su multimillonario patrimonio pase directamente a manos de sus hijas, Elena y Cristina, sin interferencias de la Hacienda Pública española.
El flujo de dinero: transferencias millonarias mensuales
Según fuentes cercanas, Juan Carlos I transfiere mensualmente cantidades desorbitadas a sus hijas, especialmente a la infanta Elena, quien actúa como gestora de estos fondos. Pero no todo termina ahí: estos recursos también están destinados a sus nietos, Froilán y Victoria Federica, quienes, a través de este sistema financiero, han visto garantizado su futuro económico.
Se estima que los nietos del rey emérito —a excepción de Leonor y Sofía, las hijas de Felipe VI y Letizia— reciben una asignación mensual de 10.000 euros, además de otros beneficios materiales como coches, propiedades y estudios pagados.
En este entramado, Froilán juega un papel clave. Al residir en Abu Dabi junto a su abuelo, el joven actúa como un testaferro no oficial, facilitando las operaciones económicas que fluyen entre Oriente Medio y España. Esta situación le permite a la infanta Elena mantener un control efectivo sobre el dinero que sale de las cuentas de Juan Carlos I.
El enfrentamiento con Felipe VI: una familia rota
El rey Felipe VI ha intentado en los últimos años marcar una línea roja entre su reinado y los escándalos financieros de su padre. Renunció públicamente a su herencia y se ha distanciado de sus hermanas, especialmente de la infanta Elena, quien nunca ha perdonado lo que considera una "humillación innecesaria" hacia su padre.
El rey emérito, con la ayuda de sus hijas, ha creado un sistema casi impenetrable para transferir su fortuna fuera del alcance de los organismos fiscales españoles. Pero este esquema no solo ha generado controversia mediática, sino que ha profundizado aún más la división entre Elena y Felipe VI.
Letizia, por su parte, ha sido señalada por la infanta como una de las principales instigadoras del distanciamiento entre los hermanos. La reina consorte ha defendido a ultranza la transparencia y el orden institucional, alejándose de cualquier movimiento que pudiera perjudicar la imagen de la Corona.
El riesgo para la monarquía: un secreto difícil de ocultar
La gestión económica de la infanta Elena, sumada a las actividades de Froilán en Abu Dabi, representa un riesgo latente para la estabilidad de la Casa Real. Si este sistema financiero se hiciera completamente público, las consecuencias para la monarquía española serían devastadoras.
Por ahora, Felipe VI y Letizia mantienen una posición firme, tratando de proteger la institución a cualquier costo, mientras la infanta Elena sigue defendiendo a su padre y a sus hijos, aún a costa de dinamitar los frágiles lazos familiares que quedan.
La fractura entre hermanos es ya irreparable, y el flujo de millones desde Abu Dabi hacia España sigue siendo un secreto a voces que, tarde o temprano, podría estallar con consecuencias imprevisibles.